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La importancia de atender al contexto migratorio como clave para garantizar la seguridad y soberanía alimentarias, centraron las intervenciones del panel “Mujer y Juventud en el espacio rural en el contexto demográfico y migratorio actual”, organizado a propósito del Día Mundial de la Alimentación por el Fondo de Población de Naciones Unidas y la FAO en Cuba, con la colaboración del Centro de Estudios Demográficos, el Centro de Estudios sobre la Juventud y el Ministerio de la Agricultura.

En el intercambio con un grupo de periodistas de medios nacionales, participaron las máximas autoridades en el país de la FAO, Theodor Friedrich; del PMA, Laura Melo y del UNFPA, Rafael Cuestas, así como el Oficial Asistente de Protección en Cuba del ACNUR Alberto Aragón.

En la intervención inicial el Dr. Antonio Aja, director del CEDEM, dijo que se suele criminalizar a la migración, cuando sin ella civilización humana no existiera. Dijo el experto que la migración está presente en continentes y regiones, donde los países emisores pueden ser países receptores y países de tránsito, lo cual complejiza el escenario. Comentó también que en el mundo hoy existen 244 millones de migrantes, solo el 3,3 por ciento de la población mundial, lo que podría hacer parecer a esta realidad como un problema menor, pero hay que atender a que la mayoría de los que migran son jóvenes, donde la feminización es cada vez más importante.

Agregó Aja que la migración es resultado de un grupo de factores disfuncionales, medioambientales, agroalimentarios, demográficos, de orden económico y político y del propio entramado de ese fenómeno. Explicó que hay migraciones Norte-Sur, Norte-Norte, y Sur-Sur y algunas regiones con determinadas particularidades, como los pequeños estados insulares, donde el 70 u 80 por ciento de sus migrantes se dirigen hacia las antiguas metrópolis.

En ese contexto, expuso, las poblaciones rurales tienden a disminuir y crece el envejecimiento en el campo.  Los países desarrollados resuelven ese problema con la aplicación de ciencia y tecnología; los menos desarrollados no tienen cómo atenuar tal impacto.

Con respecto a Cuba señaló que recibió migración hasta 1929 y que desde entonces siempre ha tenido saldos migratorios negativos. El país tiene un 19,8 por ciento de población envejecida, algo más constatable en el campo cubano, lo cual constituye un gran desafío en la búsqueda del relevo necesario para la producción de alimentos.

Por su parte, la máster Mariam Trilce Martinto, del Centro de Estudios sobre la Juventud, presentó un perfil del joven rural cubano.  La investigadora manifestó que a finales del 2016, del total de 11 millones 239 mil 224 personas que vivían en Cuba, el 23,06 por ciento residía en las zonas rurales, mientras que de los 2 millones 961 mil 298 jóvenes (considerados como tal entre 15 y 34 años), el 23, 35 por ciento habitaba en el espacio rural. Según los datos presentados, del 2000 al 2016 se reporta un decrecimiento de un tres por ciento de la población joven en ese contexto.  

Otros datos dan cuenta que existe un ligero predominio de los representantes del sexo masculino en esas zonas, más afianzado que en el espacio urbano y que es más frecuente la presencia de jóvenes jefes de hogar. En el caso de las matrículas iniciales de las especialidades relacionadas con la agricultura, la experta mostró que descienden en todos los niveles de enseñanza. En la superior, por ejemplo, si en el 2008 matricularon 17 mil 365 estudiantes, en el 2016, la cifra llegó solo a 6 mil 509.

La investigación también visualizó que la mayoría de los jóvenes están ocupados en el sector estatal de la economía. Como usufructuarios de tierras se contabiliza un 4,97 por ciento, como pequeños agricultores un 2,46 por ciento, mientras que en las Unidades Básicas de Producción, las Cooperativas de Producción Agropecuarias y como contratados en actividades de este tipo se encuentran un 1,91, un 1,18 y un 1,02 por ciento respectivamente.

Como conclusión, la investigadora consideró que “existen algunas brechas entre las estadísticas urbanas y rurales que alertan hacia la necesidad de focalizar en el análisis de los problemas presentes en los campos cubanos, como la fecundidad adolescente y la presencia de niveles educacionales más bajos, sobre todo en el caso de los hombres.”

Posteriormente, la máster Ada Cuesta Echarte, del Ministerio de la Agricultura apuntó que aunque no abundan en Cuba las estadísticas relacionadas con la juventud rural, desde la perspectiva del sistema del MINAG se está dando seguimiento priorizado al tema.

En el año 2015, indicó, de las 47 mil 844 personas cuyas solicitudes de tierras fueron aprobadas por el Decreto Ley 300, 13 mil 189 correspondieron a jóvenes cuyas edades estaban entre los 18 y 35 años lo que representó el 27,6 por ciento del total, con mayor presencia de hombres (85 por ciento).  

Con respecto a la participación de mujeres en el sistema estatal y cooperativo del Minag, informó que se contabilizan 162 mil 260, lo cual representa el 19,8 por ciento del total de vinculados, con predominio de la técnicas y las operarias.  Según explicó Cuesta Echarte, las actividades en las que más se destacan las mujeres son la avicultura, la ganadería, los cultivos varios, la apicultura, silvicultura, café, cacao, frutales, arroz y la producción de granos.

Dentro de las líneas estratégicas del Ministerio de la Agricultura para alcanzar la igualdad de género en el sector la funcionaria destacó el trabajo por crear y fortalecer las capacidades y conocimientos asociados a esta problemática, así como las acciones de comunicación, gestión del conocimiento, la articulación de los procesos en las comunidades y la creación de mejores condiciones de trabajo, salud y la conciliación del vínculo familia/trabajo. También habló del valor que su organismo le confiere al monitoreo de los procesos para perfilar mejor el empoderamiento, la participación y el liderazgo de las mujeres y al trabajo con las masculinidades por la igualdad de los géneros.

En la sesión de debates la Representante del Programa Mundial de Alimentos, Sra. Laura Melo, mencionó un estudio que ha hecho el PMA, de conjunto con la Organización Internacional de Migraciones (OIM) sobre el vínculo de la inseguridad alimentaria y la migración y recomendó buenos estudios académicos realizados al respecto sobre la situación en Guatemala, El Salvador y Honduras.

Rafael Cuestas, coordinador internacional de programa del UNFPA, Fondo de Población de Naciones Unidas, se refirió al incremento de la feminización de la migración interna en Cuba, en tanto el Representante de la FAO, Theodor Friedrich, expresó que la igualdad de oportunidades solo no resuelve la brecha entre los géneros, porque hay un componente cultural importante. En ocasiones, como en el otorgamiento de tierras, aunque hay oportunidades semejantes, el comportamiento real refleja otra realidad.

Al respecto Ada Cuesta planteó que la estrategia de género que se ha planteado el Ministerio de la Agricultura ayuda a la capacitación de todas las personas para sensibilizar y generar comportamientos de cambio.

Finalmente Marianela Gonzáles, del PMA, abordó la necesidad de encaminar políticas de comunicación que muestren las oportunidades de realización de los jóvenes en el espacio rural e investigaciones que aborden los imaginarios con respecto a los proyectos de vida que poseen, un aspecto en el que el Centro de Estudios sobre la Juventud, según reveló Mariam Trilce Martinto ha comenzado a dar algunos pasos. 

Justamente, como parte del proyecto “Fortalecimiento de oportunidades de empleo rural decente para mujeres y hombres jóvenes en el Caribe”, que FAO en Cuba desarrolla junto con el Ministerio de la Agricultura de Cuba y el Centro de Estudios sobre  la Juventud, se realizará una estrategia de comunicación que apunta a esos propósitos.