¿Cómo se relacionan mujeres y hombres en Cuba? ¿Qué brechas de género persisten? ¿Cómo emplean su tiempo? ¿Qué ocurre realmente con la distribución de roles y de tiempo libre al interior de las familias? ¿Cuáles manifestaciones de violencia predominan? ¿Quiénes cargan el peso del cuidado en una sociedad envejecida como la cubana?
Esas y otras preguntas, múltiples y difíciles, poco a poco van teniendo respuesta a medida que se precisan los resultados definitivos de la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género, que se trabaja a cuatro manos entre el Centro de Estudios de la Mujer (CEM), de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y el Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE), de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
En busca de datos e información cuantitativa y cualitativa sobre la igualdad de género y la violencia contra las mujeres en Cuba, los primeros trabajos comenzaron muy temprano en 2016, con el apoyo del Fondo de Población y otras agencias del Sistema de las Naciones Unidas en Cuba.
Rondas sistemáticas de consultas técnicas, intercambios con expertos para la definición de las preguntas, elaboración de manuales y capacitaciones en todo el país pusieron a punto un cuestionario que se aplicó a fines de ese propio año en todas las provincias, incluido el municipio especial de Isla de la Juventud.
Así, a la altura de septiembre de 2017 ya se contaba con algunos resultados preliminares para los diferentes módulos del estudio nacional, entre los que se incluyen: concepciones acerca de la igualdad de género; uso del tiempo y cuidados; familia y relaciones de pareja; y violencia de género.
Los resultados definitivos estarán listos al cierre de 2017 y se estarán compartiendo en los primeros meses de 2018 y deben evidenciar las concepciones, valoraciones, estereotipos y prejuicios que tiene la población cubana en torno a las relaciones de género. De esa manera, podrá incrementarse el conocimiento y sensibilización sobre el tema entre diferentes actores de la sociedad, incluyendo aquellas personas que toman decisiones, diseñan políticas públicas o toman un liderazgo de opinión desde los medios de comunicación.
Contar, para enderezar el rumbo
Sin dudas, los avances en el camino a la igualdad de género en Cuba han sido enormes durante el último medio siglo, pero algunas brechas se han naturalizado. Los datos sobre el adelanto de las mujeres suelen estar acompañados también de inequidades, relaciones desiguales de poder que se “esconden” al interior de los hogares y en otros entornos sociales.
Desde 1989, cuando la FMC realizó un estudio sobre igualdad de género, no se ha contado con investigaciones similares y especialistas demandan de una actualización sobre esta importante temática. El comportamiento de la violencia de género en el país se encuentra entre los asuntos más necesitados de datos que permitan evaluaciones más generales del fenómeno.
Igualmente, el proceso de actualización económica que vive el país desde inicios de la actual década ha incidido de maneras diferentes en mujeres y hombres, en las familias y en los diferentes grupos etarios, por lo cual necesita ser estudiado.
La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de las Naciones Unidas, celebrada en Beijing en 1995, recoge en su Plataforma de Acción que “la falta de suficientes estadísticas y datos desglosados por sexo sobre el alcance de la violencia dificulta la elaboración de programas y la vigilancia de los cambios”.
Además, recomienda promover la “investigación, recoger datos y elaborar estadísticas, especialmente en lo concerniente a la violencia en el hogar, relacionadas con la frecuencia de las distintas formas de violencia contra la mujer, y fomentar las investigaciones sobre las causas, la naturaleza, la gravedad y las consecuencias de esta violencia...”
Las particularidades y detalles de cualquier fenómeno se pueden recoger desde las vivencias, el imaginario social y la manera de construirlo. Sin embargo, su alcance, incidencia y prevalencia precisan ser descritos mediante cifras representativas, una certeza que estuvo en el origen de la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género.
Esfuerzo interagencial
La investigación precisó de ajustes diversos a cada paso del camino, pero sobre todo de alianzas múltiples. Además del asesoramiento de la academia, de personas que llevaban años investigando temáticas como la violencia, las relaciones familiares o el uso del tiempo, por solo citar algunos, se produjo también un amplio proceso de consulta dentro del Sistema de Naciones Unidas, que llevó a concretar el proyecto con una perspectiva de apoyo interagencial.
Con recursos del UNFPA en Cuba y de su Oficina Regional para América Latina y el Caribe, de UNICEF, PNUD y ONU Mujeres se logró articular primero el diseño, más tarde la capacitación y luego la aplicación de la encuesta en todas las regiones del país. También se acompaña actualmente el procesamiento final de los datos y la elaboración de reportes de investigación.
Entre las lecciones aprendidas, se identificó el valor de contar con un equipo nacional coordinador que permitió la complementación de perfiles y especializaciones técnicas; el aporte que significó el propio proceso de consulta propiciado desde el Sistema de Naciones Unidas en Cuba y la asistencia técnica de expertos internacionales.
Los resultados de la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género servirán como punto de partida para futuras investigaciones que permitan profundizar en los temas de los módulos de la encuesta, como uso del tiempo o violencia.
A juicio de Rafael Cuestas, Coordinador Internacional de Programas del UNFPA en Cuba “ha sido una gran oportunidad acompañar al CEM y a la ONEI en la realización de este estudio, que reviste importancia trascendental para la toma de decisiones al proveer datos sobre diferentes dimensiones de la igualdad de género”.
Por su parte, Marisol Alfonso, Oficial Nacional de Programa, estaca su relevancia metodológica “por incluir temas de difícil medición en un mismo instrumento de recogida, como uso del tiempo, cuidados y violencia basada en género.
Ambos coinciden en que queda aún trabajo por andar, acompañando al CEM y a la ONEI “en la visibilización de los resultados y en la profundización en los temas a través de otros estudios derivados”.
Por su parte, la Doctora en Ciencias Psicológicas Mayda Álvarez, directora del CEM, considera que los resultados obtenidos serán vitales para el desarrollo de líneas de acción y planes de trabajo preventivos que ayuden a cambiar la visión social de la mujer en Cuba.
“Estudiar a las mujeres y hombres en su entorno socioeconómico para conocer sus necesidades y preocupaciones ha sido siempre la prerrogativa de las investigadoras del CEM, por lo que nos centramos en problemáticas sociales, en situaciones puntuales como la posición y condición de las cubanas, en sus posibilidades reales en la sociedad y en sus intereses específicos”, detalla.
En su opinión, “los resultados deben evidenciar las concepciones, valoraciones, estereotipos y prejuicios que tiene la población cubana, y ello será una guía para que el Estado siga instrumentando acciones en pos de una sociedad mucho más justa”.
POR DIXIE EDITH/UNFPA