Usted está aquí

Una mirada a los obstáculos que enfrentan las mujeres para llegar a cargos de dirección sustantiva en el sector de la Salud en Cuba, junto a una reflexión acerca de la categoría género como determinante social de la salud animaron un panel coordinado por el UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, durante las sesiones de la VI Conferencia Internacional de Género y Derecho, que se clausura este viernes en La Habana.

El panel, integrado por la doctora Ana Rosa Jorna Calixto, profesora de la Escuela Nacional de Salud Pública, y el profesor y máster en Ciencias Pedro Luis Véliz Martínez, Presidente del Consejo Nacional de Sociedades Científicas de la Salud, estuvo moderado por la doctora Marisol Alfonso, demógrafa y Oficial Nacional de Programa del UNFPA en Cuba.

El Coordinador Internacional de Programa de UNFPA, Rafael Cuestas, y el doctor Rolando García Quiñones, Representante Auxiliar de esa agencia de las Naciones Unidas en Cuba también se sumaron a la sesión de trabajo.   

“Las desigualdades de poder que se establecen entre ambos sexos se manifiestan en la esfera organizacional, espacio en el que los hombres están más representados, sobre todo en la ejecución de funciones directivas”, apuntó la doctora Jorna Calixto.

Las investigaciones realizadas por la doctora en el sector destacan la presencia de las mujeres como directoras de policlínicos, hospitales municipales y jefas de salas de enfermerías, pero muy escasa participación en los cargos de mayor jerarquía de dirección

La experta identificó la sobrecarga de roles de la mujer dentro de casa, dificultades relacionadas con los recursos materiales y los servicios de apoyo al hogar, y la permanencia de estereotipos de género, entre algunos de los factores  que influyen en la baja promoción de mujeres a cargos de dirección en el sector de la Salud.

La doctora Marisol Alfonso agregó al debate la necesidad de reflexionar sobre otros elementos que intervienen en este tema, como por ejemplo, el impacto que representan las tareas de cuidado, atribuidas generalmente a las mujeres y desempeñadas por estas.

El género, un determinante social

“El enfoque de género resulta exitoso para el diseño e implementación de acciones de salud, porque visualiza la equidad como aspecto ético y condiciona el perfil epidemiológico de la salud de las personas, el logro de objetivos sanitarios, la calidad y eficiencia de los servicios de salud”, afirmó, por su parte, el doctor Pedro Luis Véliz Martínez.

Según el investigador, “la salud de mujeres y hombres es diferente y desigual”, y múltiples factores biológicos (genéticos, hereditarios, fisiológicos) se manifiestan de forma disímil para cada sexo en relación con la salud; pero hay otros, vinculados a patrones y estereotipos sociales o culturales, que influyen de manera injusta en la salud de las personas.

Véliz Martínez reflexionó que incorporar una mirada de género en las determinantes sociales de salud permite realizar análisis de los entornos socio - culturales y de la determinación social de la salud; ayuda a una mejor distribución de los recursos, de acuerdo con las necesidades particulares de cada sexo y contexto socioeconómico; pero también puede mejorar los modelos integrales de atención médica y de respuesta a los problemas de salud.

Igualmente, partir de este enfoque puede permitir responder a interrogantes cómo por qué los varones llegan a los servicios con cuadros patológicos más avanzados, complejizando su pronóstico y elevando la mortalidad.

Una amplia mirada acerca de la situación sociodemográfica cubana, realizada por Veliz Martínez, aportó elementos para  argumentar la necesidad de considerar las diferencias de género en los análisis de las causas de morbi-mortalidad de la población cubana; y lo consideró un paso esencial en la implementación de políticas sanitarias.

Para la doctora Alfonso, muchas veces estos indicadores se construyen ya con un sesgo de género, y citó como ejemplo el empleo de índice de masculinidad o razón de masculinidad, en lugar de razón de sexo, para visibilizar la relación entre la población femenina y la masculina.

“Esos son elementos que también tienen que ver con derechos”, precisó Alfonso.

El doctor Rolando García Quiñones apuntó que a menudo “en la construcción de datos e indicadores puede haber un sesgo de género subyacente, cuya justificación emerge del plan metodológico y la facilidad del registro estadístico,

“Hasta hoy parece más viable, por ejemplo, asociar los datos del recién nacido a los atributos de la madre que a  los del padre, por citar tan solo el caso de las tasas de fecundidad”, ilustró el demógrafo y Representante Auxiliar del UNFPA.   

García Quiñones, además, instó a investigar con mayor detalle “las razones por las cuales el diferencial por sexo de la esperanza de vida de la población cubana solo se ha movido entre 3,3 y 4 años en los últimos 30 años, cuando países desarrollados con niveles similares a los de Cuba, para ambos sexos, presentan un diferencial de alrededor de 8 años. Parece que las mujeres cubanas pudieran realmente tener una expectativa de vida mayor que la que hoy en día presentan”, explicó.

Debates en construcción 

La VI Conferencia Internacional Mujer, Género y Derecho fue convocada por la Unión Nacional de Juristas de Cuba (UNJC), y coauspiciada por otras nueve instituciones cubanas, 12 foráneas y por varias agencias del Sistema de Naciones Unidas en Cuba.

Estas citas forman parte de un esfuerzo especial impulsado por la UNJC, en busca de transversalizar las miradas de género a todo el ejercicio jurídico y del derecho en el país.

 “Agencias del Sistema de las Naciones Unidas en Cuba como PNUD y UNFPA, entre otros actores de la cooperación internacional como la Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo, han acompañado los esfuerzos de la Unión Nacional de Juristas para capacitar en el ámbito de género a las y los operadores del derecho”, reconoció la señora Myrta Kaulard, Coordinadora Residente del Sistema de las Naciones Unidas en Cuba, durante su conferencia inaugural de esta cita dedicada al género y el derecho.

En tal sentido, destacó como “buenas prácticas” la realización en 2014 del Taller “Entrenamiento para el uso del protocolo de trabajo con perspectiva de género”, resultado de una iniciativa de cooperación Sur-Sur con la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de Argentina, que contó con apoyo del UNFPA.

También, citó como ejemplo el taller “Experiencias y Lecciones aprendidas en la Construcción de la Respuesta Institucional a la Violencia de Género”, realizado en 2015 como resultado de la alianza entre el Sistema de las Naciones Unidas, la UNJC y el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), con apoyo de la Oficina Regional del UNFPA, y también de la de Cuba.

El proyecto Género y Derecho, de la UNJC, se inserta en las actividades del Programa de País de UNFPA 2014-2018 el incluye la capacitación y sensibilización en temas de género y derecho a operadores de justicia a lo largo del país y puntualmente en las provincias orientales: Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, donde llevan a cabo una experiencia de trabajo no solo con juristas, sino también con estudiantes de derecho. (Dixie Edith Trinquete/ UNFPA)