Durante la COVID-19, se expandió el uso de la virtualidad para encontrar pareja y mantener relaciones sexo-eróticas en adolescentes y jóvenes de Cuba, según revelaron personas de estas edades que participaron en una reciente investigación cualitativa, apoyada por la Oficina en Cuba del UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, y la Oficina Regional del UNFPA para América Latina y el Caribe.
“Muchos aprendieron a masturbarse, incluso muchachas que no lo habían experimentado antes. Esto les sirvió para descubrir nuevas cosas sobre sus cuerpos”, explicó recientemente la Dra. Ada Alfonso, especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) durante la presentación de los resultados preliminares de esta investigación.
En esta época, se amplió el uso del sexting y de la pornografía, a través de la utilización del teléfono y otros medios para ver videos eróticos. De acuerdo a este grupo de adolescentes y jóvenes residentes en La Habana, el coito y la masturbación son prácticas sexuales frecuentes entre adolescentes y jóvenes; mientras el sexo oral, está condicionado por la confianza.
Estas personas adolescentes y jóvenes reconocieron que persisten las presiones grupales para el inicio de las relaciones sexuales, así como actitudes de rechazo hacia homosexuales y lesbianas, dijo. Sin embargo, estas personas adolescentes y jóvenes han naturalizado las relaciones en parejas abiertas y de más de dos personas, aunque no todas y todos lo lleven a cabo. Esta naturalización coexiste con la percepción de que en las relaciones abiertas se puede incrementar el riesgo de contraer una ITS, incluso el VIH.
Durante las épocas de cuarentena, “sintieron soledad, se refugiaron en Whatsapp y otras redes sociales, vieron series en formato digital, jugaron en la computadora y durmieron. Los horarios de sueño se transformaron ya que la mayoría se conectaba a Internet durante la madrugada. Una parte de estos grupos tuvieron que optar por la abstinencia sexual”.
Algunas personas que participaron en la investigación enunciaron que durante la COVID-19 comenzaron a vivir en la misma casa que sus parejas, mientras que otras sostuvieron relaciones a distancia a través de las redes sociales.
Otro elemento que llama la atención son “los malestares asociados al poco disfrute de las muchachas en las relaciones sexuales”, así como la “experimentación de prácticas sexuales con diferentes grados de violencia”.
Junto a la Dra. Ada Alfonso, el estudio fue llevado a cabo por la Dra.C. Natividad Guerrero y la MSc. Zailín Pérez Zaldívar, del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex); la MSc. Raida Semanat Trutie, del Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ), la Dra.C Matilde Molina, del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana, y la MSc. Lídice Mederos, de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades (Prosalud) del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
La Dra. Ada Alfonso, especialista del Cenesex, explicó que en la investigación participaron adolescentes estudiantes de preuniversitario, adolescentes que se forman en Tecnologías de la Salud, jóvenes que cursan el nivel superior y jóvenes trans.
En el grupo de adolescentes y jóvenes trans se compartieron experiencias relacionadas con la práctica del sexo transaccional. “Todas las jóvenes trans que participaron en la investigación han tenido experiencias en la venta de servicios sexuales, tanto antes como durante la COVID-19”, explica el estudio.
Según refirieron, “las personas con más experiencias en la prostitución instruyen a las que se inician en dichas prácticas especialmente, en cuestiones relacionadas con los precios de los diferentes servicios sexuales y mantienen observación estricta en que se cumpla con estos”, detalló Ada Alfonso.
Con respecto a la protección frente a las ITS y el VIH, en estos grupos focales, emergió que ese “es un tema del que no se habla. No hay información ni en la escuela, ni en los medios”, pero sus participantes consideraron que “debe tratarse igual que el embarazo en la adolescencia”. No obstante, expresaron que “cuando una persona tiene VIH hay una alarma. Se ve como algo terrible, por falta de conocimiento sobre la infección y cómo tratarla”.
Sobre el tema de las ITS, una de ellas, de acuerdo con Ada Alfonso, declaró que: “Existe temor o miedo a hablar del tema por los cuestionamientos que puedan recibir al verse enfermos. Esas infecciones son como la Peste. Muchos pueden estar viviendo las ITS desde el silencio, sin pensar en las consecuencias de ello.”
La importancia y urgencia de reforzar las acciones relacionadas con la educación integral de la sexualidad (EIS) dentro y fuera de la escuela fue el hilo conductor de las intervenciones durante el debate que suscitó la presentación de estos resultados, moderado por Livia Quintana Llanio, Asociada de Programa de la Oficina en Cuba del UNFPA.
Para favorecer el ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos, es vital ajustar la EIS a las necesidades diferenciadas de cada grupo, teniendo en cuenta los enfoques de derechos, de género, de curso de vida y de interseccionalidad, de acuerdo con las personas expertas que asistieron al encuentro en representación del Ministerio de Salud Pública, del Ministerio de Educación, del Centro Nacional de Educación Sexual, del Centro de Estudios sobre la Juventud, de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad y del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.
Durante el intercambio, especialistas de varias instituciones nacionales defendieron la necesidad de desterrar las visiones adultocéntricas y los métodos autoritarios, a la vez que se promueve la participación de estas poblaciones en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas y otras acciones.
Igualmente, coincidieron en que la información sobre sexualidad destinada a las personas adolescentes y jóvenes no debe enfocarse únicamente en los riesgos y las consecuencias negativas de las prácticas sexuales, sino en el autocuidado, el reforzamiento de comportamientos saludables y la construcción de relaciones plenas, placenteras, seguras. Lo esencial es ofrecerles las herramientas para que tomen decisiones informadas y responsables, conozcan su cuerpo y no permitan que se les violente.
Durante la Cumbre de Nairobi sobre la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD), celebrada del 12 al 14 de noviembre de 2019 en Kenia, los 173 países y territorios representados acordaron “garantizar el acceso de todas las personas adolescentes y los jóvenes, especialmente las niñas, a información y educación integral y apropiada a su edad, además de servicios amigables para adolescentes, integrales, de calidad y oportunos que les permitan tomar decisiones libres e informadas sobre su sexualidad y su vida reproductiva, protegerse adecuadamente de embarazos no planeados, de todas las formas de violencia sexual y por razón de género y prácticas nocivas, y de las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH/Sida, para facilitar una transición segura a la vida adulta”.
“Para las Naciones Unidas, las personas adolescentes y jóvenes son un grupo clave por su rol como catalizadores del desarrollo sostenible y porque necesitamos invertir en este grupo para asegurarnos de que no sean dejados detrás. En el caso del UNFPA, trabajamos con adolescentes en todas nuestras áreas de resultados y en temas transversales como el embarazo en la adolescencia, ITS/VIH y violencia basada en género; en particular, la violencia sexual”, reafirmó Marisol Alfonso de Armas, Representante Auxiliar de la Oficina en Cuba del UNFPA.
Marisol Alfonso de Armas, Representante Auxiliar de la Oficina en Cuba del UNFPA, reconoció la importancia de estudios de este tipo para llevar a cabo acciones enfocadas en las personas adolescentes y jóvenes.
“Todas las acciones que estamos llevando a cabo han tenido como base la actualización del Programa de Atención Integral a la Adolescencia. Y este estudio contribuye, con insumos valiosos, a ese proceso. Además, permite avanzar en la implementación de acciones relacionadas con la EIS dentro y fuera de la escuela, con el mejoramiento de servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes que respondan a sus necesidades, así como con las estrategias para la prevención de las ITS y el VIH”, apuntó.