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El Director de País de la Oficina en Cuba del UNFPA, Fondo de Población de Naciones Unidas, Arie Hoekman evalúa los principales resultados alcanzados a partir de la colaboración entre instituciones cubanas y el UNFPA durante el 8vo. ciclo de cooperación y adelanta cuáles serán las líneas de trabajo de la agencia para los próximos cinco años.

“Reflexionando sobre los últimos 6 años que duró el Programa de País de 2014-2019, creo que el trabajo conjunto entre el Fondo de Población y el gobierno de Cuba, así como otras organizaciones de la sociedad civil, mostró grandes avances en el logro tanto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como en la implementación del Programa de Acción de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo” (CIPD).

Hoekman destacó, en primer lugar, el acompañamiento de UNFPA Cuba a la implementación en el país de la Estrategia de Código Rojo un esfuerzo al que también contribuyeron UNICEF y OPS/OMS, dedicada a la atención de la emergencia obstétrica por hemorragias al momento del parto.

“En 2019, gracias a la cooperación del Fondo de Población con el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) no hubo ninguna muerte materna por hemorragias al momento del parto. Eso es un avance enorme y un buen ejemplo para otros países de cómo se pueden erradicar las muertes maternas prevenibles. No hay necesidad de que una mujer muera por una hemorragia”.

 

Por un ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos

En relación con el tema de la salud materna, Hoekman menciona también lo que observa como un reto para las sociedades contemporáneas: “asegurar que todas las personas puedan cumplir sus deseos reproductivos”.

“Si una mujer quisiera tener dos o tres hijos, ¿cuáles son las condiciones bajo las cuales podemos asegurar que ella pueda cumplir esos deseos?”

En ese sentido, destacó la importancia de proteger el período de maternidad como parte del código laboral y promover que “los hombres estén más involucrados en los quehaceres del hogar, en el cuidado de los hijos e hijas, y eventualmente también de las personas mayores”.

“Eso es parte del trabajo nuestro también: buscar cuáles son las políticas conciliatorias que permitan a las personas encaminar sus roles productivos y reproductivos, y expresar esto a nivel social; o sea, cómo las sociedades pueden ser capaces de reproducirse y al mismo tiempo producir lo necesario para la actualidad y para el futuro”.

“Otro tema en esta área es la prevención del embarazo entre adolescentes y la necesidad de erradicar la demanda insatisfecha de planificación familiar”.

Al respecto, el directivo llama la atención sobre dos asuntos: la disponibilidad de anticonceptivos modernos y el hecho de que las adolescentes conozcan y ejerzan su derecho de adquirir dichos anticonceptivos. “No es solamente asegurar que estén ahí sino también que las personas tengan conocimiento y utilicen estos anticonceptivos”. Esta es otra de las líneas fundamentales de trabajo de UNFPA en Cuba para los próximos años.

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Uno de los proyectos que continúa su desarrollo en este nuevo ciclo de cooperación es la implementación de los estándares de calidad para los servicios de atención a la salud de adolescentes.

 

Uno de los proyectos que continúa su desarrollo en este nuevo ciclo de cooperación junto al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) es la implementación de los estándares de calidad para los servicios de atención a la salud de adolescentes, con énfasis en salud sexual y reproductiva. Este proyecto busca prevenir el embarazo adolescente, así como las infecciones de transmisión sexual y el VIH/sida.

 

Las personas en el centro de los programas de desarrollo

Otro de los proyectos a los que se refirió Hoekman fue la experiencia piloto “Sala para la Gestión del Conocimiento en Dinámica de la Población, Salud y Calidad de Vida”. Este proyecto fue desarrollado entre 2014 y 2019 por UNFPA, el Gobierno Municipal de Santa Cruz del Norte, Mayabeque, y el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de la Habana (CEDEM).

La Sala de Gestión del Conocimiento en Dinámica de la Población permitió fortalecer la gestión del gobierno y los actores locales de Santa Cruz del Norte, mediante la incorporación de la dinámica de la población en la planificación, la toma de decisiones y el diseño de proyectos para el desarrollo sostenible.

 

La implementación de este proyecto junto a las autoridades del municipio demostró “la importancia de conocer el tamaño, la estructura y la composición de la población”.

“¿Quiénes son las personas con quienes estamos trabajando? Pensamos que lo sabemos, pero muchas veces no nos damos cuenta de que en la multitud hay diferenciación grande. ¿Cuáles son las necesidades que tienen? ¿Cuáles son los proyectos que tenemos que estar emprendiendo como autoridad local, junto con otros actores, para responder a esas necesidades?”

Esta experiencia “está demostrando cómo, a nivel local, se pueden desprender una serie de proyectos de desarrollo comunitario basados en evidencias, que muestren cuáles son las acciones realmente necesarias para atender los problemas de las poblaciones”, subraya Hoekman.

Esta es un área de trabajo que continuará durante el desarrollo del Programa de País 2020-2024 porque “para gobernar hay que contar con información desagregada para la toma de decisiones”.

Además, UNFPA continuará apoyando el trabajo de contrapartes como la ONEI, el Centro de Estudios sobre la Juventud y el CEDEM, las cuales aportan datos para comprender la situación de la dinámica demográfica a nivel nacional. Por ejemplo, en este período, UNFPA apoyará la ejecución del Censo Nacional de Población y Viviendas en el año 2022 y otras encuestas relevantes.

 

Envejecimiento de la población y cuidados

“En términos de la dinámica demográfica, en Cuba el tema del envejecimiento es primordial. Hay que trabajar de forma intersectorial para buscar una mejor respuesta al tema del envejecimiento y eso obviamente tiene un sinnúmero de vertientes”.

Arie Hoekman explica que el tema del envejecimiento de la población en Cuba y, asociado a ello, el tema de los cuidados, “cómo construir una economía del cuidado”, es uno de los aspectos en los que se trabajó durante el anterior ciclo de cooperación y tendrá continuidad con la implementación del Programa de País 2020-2024.

“Obviamente, aún no hay una solución; pero sí estamos trabajando de manera conjunta con diferentes instituciones como el CEDEM, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), entre otros”, expone Hoekman.

 

Para Hoekman, la cuestión no radica únicamente en la atención a la población ya envejecida sino también en “mirar más seriamente la manera en que estamos envejeciendo: ¿Cómo estamos asegurando que tengamos una vida sana para que cuando lleguemos a ser adultos mayores lo hagamos de forma más saludable, con la capacidad de seguir siendo un miembro productivo de la sociedad?”.

“No se trata simplemente de la atención a una enfermedad que se cura, pues muchas veces las personas adultas mayores padecen enfermedades que son degenerativas y se agudizan. No se trata de extender solamente la vida en número de años, sino también la calidad de vida. Ese es un desafío en el cual seguiremos acompañando a las instituciones cubanas, en este proceso de pensar cómo vamos a dar respuesta a estos cambios estructurales en la población”.

De ahí que es sumamente importante “el intercambio de conocimientos y experiencias sobre cómo podemos crear sociedades donde las personas adultas mayores puedan vivir una vida digna, sean activos y saludables. Si tenemos una población que está envejeciendo de una manera no saludable, el costo para una sociedad es sumamente alto”.

 

La Cumbre de Nairobi y los compromisos para acelerar la promesa de El Cairo

“En la Cumbre de Nairobi la apuesta fue: cómo podemos acelerar el progreso, acelerar el logro de la promesa, la promesa que se hizo en El Cairo hace 25 años”, resume Hoekman.

En la CIPD celebrada en septiembre de 1994 en El Cairo, Egipto, 179 gobiernos aprobaron un Programa de Acción que reconocía que el acceso universal a la salud reproductiva, el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género son la ruta hacia el desarrollo sostenible.

“Justamente la Cumbre de Nairobi se celebró para encontrar los mecanismos que permitan acelerar nuestras inversiones para que realmente logremos un mundo donde los derechos sexuales y reproductivos sean reconocidos en todos los países y que la salud sexual y reproductiva —la salud en general— sea accesible a todo el mundo, que haya un acceso universal”.

La Cumbre de Nairobi buscó aunar esfuerzos para llevar a cabo acciones que adelantarán la ejecución del Programa de Acción de la CIPD en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: “cómo logramos un mundo donde haya cero mortalidad materna prevenible; no haya demanda insatisfecha de planificación familiar —para que toda mujer y toda pareja pueda decidir de forma libre cuándo tener su primer hijo, así como la cantidad y el espaciamiento entre los hijos—; y que no haya violencia basada en género y sobre todo violencia sexual contra las mujeres”.

“Esos tres ceros definieron en gran medida el compromiso que se buscaba de los países reunidos ahí en Nairobi y, definitivamente, Cuba suscribió esos compromisos y de forma muy decidida”.

 

La apuesta de la Cumbre de Nairobi fue aunar esfuerzos para llevar a cabo acciones que adelantarán la ejecución del Programa de Acción de la CIPD en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

 

“Cabe mencionar —continúa Hoekman— que todos los países de América Latina y el Caribe presentes en la Cumbre de Nairobi continuaron suscribiendo los acuerdos del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, el cual emanó de la Primera reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe, en agosto de 2013”.

A consideración del Director de País, el Consenso de Montevideo es el documento más avanzado a nivel global en lo que se refiere a las interrelaciones entre población y desarrollo, ya que este documento, anterior a la Declaración de Nairobi, buscó promover políticas para asegurar que las personas ejerzan sus derechos sexuales, incluido el derecho a tomar decisiones libres, informadas, voluntarias y responsables sobre su sexualidad, con respeto de su orientación sexual e identidad de género, sin coerción, discriminación ni violencia. Dicho documento también llamó a desarrollar políticas y programas tendientes a erradicar la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género en el ejercicio de los derechos sexuales y su manifestación.

Cuba, país firmante del Consenso de Montevideo, también respaldó la Declaración de Nairobi sobre la CIPD25. Durante la cumbre, el ministro cubano del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, manifestó el compromiso de Cuba con la agenda del UNFPA y el Programa de Acción de la CIPD.

En ese sentido, Hoekman subraya que el gobierno cubano y UNFPA han ratificado claramente “el deseo de cooperar, para poder mejorar las condiciones de la población cubana; incluso, con miras a que Cuba junto a UNFPA pueda apoyar a otros países a través de mecanismos de cooperación sur-sur y triangular”.

“En los próximos cinco años vamos a seguir promoviendo la cooperación sur-sur y triangular de Cuba con otros países, a la vez que vamos también a recibir la ayuda de otros países. Tenemos mucho que dar pero también mucho para aprender; por ejemplo, en materia del envejecimiento. Hay otros países que pasaron o están pasando por lo mismo que Cuba y están tomando medidas que pueden ser replicables acá y viceversa”.

“Pero también en el área de la mortalidad materna: el hecho de que el país haya logrado eliminar la muerte materna por hemorragia, nos indica que tenemos que darle a conocer a otros países cómo hacerlo”.

Igualmente en el área de la educación integral de la sexualidad (EIS). La isla es considerada un referente regional en esta área y la experiencia de Cuba “puede servir para poder también promover los programas de EIS en otros países que están necesitando mayores capacidades para eliminar la demanda insatisfecha de planificación familiar y prevenir el embarazo entre adolescentes”.

 

“En los próximos cinco años vamos a seguir promoviendo la cooperación sur-sur y triangular de Cuba con otros países, a la vez que vamos también a recibir la ayuda de otros países”, aseguró Arie Hoekman.

 

La implementación del Programa de País 2020-2024 y la COVID-19

Este 2020 marca el primer año del 9no. ciclo de cooperación entre el Gobierno de Cuba y el UNFPA, el cual se extenderá hasta 2024. “Mientras que las instituciones cubanas participantes en este Programa todavía estaban definiendo en forma más detallada los resultados específicos que querrían alcanzar con el apoyo del UNFPA durante el quinquenio, así como las actividades específicas a realizar durante el año en curso, llegó la amenaza del nuevo coronavirus y la COVID-19”, narra Hoekman. 

“Este virus está causando un gran impacto en la economía global y afecta de un modo u otro a todas las sociedades, aunque el impacto depende del nivel socioeconómico de cada país y el grado de organización de su sistema de salud. Los países con un buen sistema de salud pública e igualitaria se han visto menos afectados”.

Si bien el virus también ha afectado a Cuba y exacerba varios problemas ya existentes, como son las dificultados de acceder a medicamentos y otros insumos médicos a nivel internacional, debido al bloqueo del gobierno estadounidense a la isla, el país ha podido limitar el número de personas infectadas y mantener la capacidad de respuesta de su sistema de salud.

“Esto último es muy importante ya que implica que no ha visto muy afectada su capacidad de atender a otros problemas de salud, incluyendo la atención en materia de salud sexual y reproductiva y la salud materna y neonatal”, refiere el Director de País.

“Desde el inicio de la emergencia sanitaria, el UNFPA ofreció su apoyo al gobierno cubano y prosiguió con la adquisición de equipos de protección personal e insumos para la atención a la salud materna, así como aumentó la adquisición de métodos de planificación familiar de larga duración ante una potencial falta de estos métodos”.

A modo de conclusión, Hoekman se mostró “satisfecho al ver la contribución que hemos podido ofrecer, a pesar de que UNFPA Cuba es una oficina pequeña y cuenta con fondos limitados. Hemos podido cooperar de forma conjunta con otras instituciones locales y nacionales y, sí, tener resultados tangibles”.