Editorial del Coordinador Internacional de Programa, Rafael Cuestas, con motivo del Día Mundial de la Población
11 de julio de 2020
La COVID-19 ha tenido un impacto enorme en la vida de mujeres y niñas de todo el mundo, debido a los confinamientos a nivel nacional y al hecho de que los sistemas de salud —que luchan para responder a la pandemia— están relegando los servicios de salud sexual y reproductiva a un segundo plano.
A medida que la crisis continúa, en los próximos meses podría dispararse el número de mujeres sin acceso a la planificación familiar, así como el de las que se enfrentan a embarazos no planeados, a violencia por motivos de género y a otras prácticas nocivas,.
Un estudio reciente encomendado por el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas a cargo de la salud sexual y reproductiva, destacó que si las restricciones a la movilidad se prolongan por lo menos durante 6 meses más y existen afectaciones importantes a los servicios de salud, 47 millones de mujeres en países de ingresos medios y bajos podrían no tener acceso a anticonceptivos modernos, lo cual se traduciría en 7 millones de embarazos no planeados. La afectación a los programas del UNFPA en el terreno podría traducirse en 2 millones de casos de mutilación genital femenina y 13 millones de matrimonios infantiles que podrían haberse evitado para 2030.
También podemos esperar hasta 31 millones de casos adicionales de violencia de género por cada 6 meses que se mantengan las medidas de restricción a la movilidad. Muchas mujeres se encuentran atrapadas junto con sus maltratadores en un momento en el que existen tensiones crecientes en el hogar y se han reducido los esfuerzos de prevención y protección, los servicios sociales y la atención.
Esta es una panorámica de la situación actual. El futuro de lo que llamamos la "pandemia paralela" podría ser mucho peor.
El UNFPA ha proyectado que, en el transcurso de esta década, la COVID-19 reducirá por lo menos en un tercio el avance logrado a nivel mundial para poner fin a las muertes maternas evitables, las necesidades insatisfechas de planificación familiar, la violencia de género y las prácticas nocivas contra las mujeres y las niñas.
Si bien es cierto que la propagación del coronavirus se ha desacelerado en algunos países desarrollados, está aumentando rápidamente en partes del mundo en vías de desarrollo, en países en donde los sistemas nacionales de salud ya se encontraban desbordados antes de la pandemia y en aquellos que han experimentado crisis humanitarias prolongadas.
El personal del UNFPA en el mundo entero se encuentra trabajando de manera permanente para garantizar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y proteger a trabajadoras esenciales como las parteras. También estamos haciendo nuestra parte para proteger a las mujeres y las niñas que están en riesgo de padecer violencia de género, para cabildear a favor de la inclusión de servicios esenciales con el fin de hacer frente a la violencia de género en los planes de preparación y respuesta a la COVID-19, y para lograr que los anticonceptivos modernos se encuentren ampliamente disponibles con el objetivo de evitar embarazos no planeados.
No podemos hacer esto solos. El UNFPA está haciendo un llamado a los gobiernos y sus socios para priorizar la salud sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas, además de responder urgentemente a sus necesidades, especialmente en situaciones humanitarias.
En el primer año del Decenio de Acción para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, no debemos permitir que el coronavirus agudice aún más las desigualdades, incluida la desigualdad de género. Ayudar a las personas afectadas por las crisis humanitarias no sólo es lo correcto; es lo más inteligente. La falta de respuesta podría traducirse en incontables vidas perdidas y conducir a un futuro resurgimiento de la COVID-19 en países frágiles y afectados por conflictos.
En Cuba, el UNFPA acompaña los esfuerzos nacionales, que han colocado la salud sexual y reproductiva como servicios esenciales, durante el enfrentamiento a la pandemia. La apuesta en el trabajo con la juventud, como promotora de salud para las familias, las comunidades y para sí misma, visualiza el compromiso con el desarrollo sostenible.
En este Día Mundial de la Población reafirmamos nuestro compromiso con la salud y los derechos sexuales y reproductivos para todas las personas.