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Cada 11 de julio, desde hace 27 años, el mundo celebra el Día Mundial de la Población y reflexiona acerca de la importancia de que las personas sean el centro de cualquier proyecto de desarrollo. Pero, ¿por qué celebramos anualmente esta fecha?

El 11 de julio de 1987 se conmemoró el "Día de los 5 mil millones", un jubileo por la cifra que alcanzó la población mundial en ese momento de su historia. Tras el interés despertado por  la conmemoración, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó que se observara anualmente el 11 de julio como Día Mundial de la Población, como una oportunidad de crear mayor conciencia sobre los problemas de las personas y sus relaciones con el desarrollo económico y social.  Desde 1990 las oficinas del UNFPA, con apoyo de los gobiernos y las comunidades, han celebrado la fecha, despertando conciencia acerca de importantes cuestiones relativas a la población y el desarrollo.

Este año, el 27 de la conmemoración, el tema propuesto por UNFPA es la INVERSION EN LAS ADOLESCENTES.

¿Por qué?

Toda adolescente tiene derecho a una transición a la edad adulta en condiciones seguras, y tiene también el derecho de aprovechar las oportunidades que el futuro les ofrece. El UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, está empeñado en promover y proteger esos derechos y en apoyar a las adolescentes para que determinen su propio destino.

Las adolescentes de todo el mundo hacen frente a más y mayores retos que sus contrapartes masculinos.   En muchos países las familias consideran que las niñas que han llegado a la pubertad están listas para el matrimonio, el embarazo y el parto. Es posible que se las entregue en matrimonio y se vean obligadas a dejar los estudios. La niña puede sufrir una condición debilitante al dar a luz sin que su organismo esté preparado para ello. Pueden denegársele sus derechos humanos.

Una adolescente sin educación, con mala salud, y con escaso o ningún control de su propio cuerpo, puede perder sus opciones de futuro y tal vez no logre hacer efectivas y plenas sus potencialidades.  Los retos y obstáculos a los que se ve enfrentada una adolescente se multiplican si es parte de una minoría étnica, vive en una aldea y en un hogar pobre.

Cuando una adolescente tiene el poder, los medios y la información para adoptar sus propias decisiones en su vida, es más probable que logre su plena potencialidad y se transforme en una fuerza positiva para el cambio en su hogar, su comunidad y su nación. El UNFPA está empeñado en contribuir en la promoción y protección de esos derechos que apoyan a las adolescentes para que determinen su propio destino.

¿Cuál es la situación de este grupo de población en la región latinoamericana y caribeña, y en Cuba?

En Cuba, según el Anuario Demográfico de 2014, publicado en 2015, existen un millón 381.135 adolescentes de entre 10 y 19 años. De este total,  669.211 son muchachas y de ellas, poco menos de la mitad está por debajo de los 15 años (327.589).

Las adolescente cubanas están escolarizadas y eso siempre es un factor protector. Tienen acceso a servicios de Salud Sexual y Reproductiva (SSR) y cuentan con programas de Educación Integral de la Sexualidad (EIS) en sus escuelas. Realmente, en Cuba se pueden hacer muchas cosas porque podemos percibir la voluntad política, existen los programas.

En este caso, los desafíos son diferentes a los que podemos identificar en el resto de la región. Por ejemplo, en el caso del embarazo adolescente, aunque el indicador de la Isla es menor que el de otros países de la región, el UNFPA está trabajando con los Ministerios de Educación y Salud, junto a otras instituciones, para continuar disminuyéndolo. Se trata de identificar las diferencias territoriales, las causas que están menos visibles, como siempre se dice, de hilar más fino.

Estas características marcan diferencias substantivas con la mayoría de los países de la región, donde todavía se discute sobre la necesidad de la EIS y muchas adolescentes no logran continuar sus estudios medios. Todavía mueren por causas asociadas con abortos inseguros y las muertes maternas se sitúan entre las primeras causas de muerte para las adolescentes.

Sin embargo, el escenario no es todo negativo, existe en la región consciencia de la necesidad de continuar realización esfuerzos, se han creado capacidades en los ministerios de salud, de educación, en las redes de adolescentes y jóvenes. Se ha avanzado, pero todavía es insuficiente. Las desigualdades continúan siendo una barrera para el avance, las adolescentes que se embarazan y tienen hijos, probablemente tendrán menos oportunidades de continuar estudios, de acceder a mejores empleos, etcétera. Esta situación no es igual para todas. En eso tenemos que trabajar: aunque el embarazo adolescente ocurre en todos los lugares del mundo, hay algunos factores que actúan como protectores, entre ellos el acceso a educación y a salud.

¿Qué inversiones no pueden faltar cuando se habla de públicos jóvenes y cómo repercuten en el desarrollo?

Lo que no puede faltar en un país son las políticas y las inversiones en salud y educación, incluyendo Educación Integral de la Sexualidad, que empoderan a las adolescentes y crean condiciones económicas que generan empleos y revisten importancia en cada país con población juvenil porque tienen la potencialidad de impulsar y acelerar crecimiento económico.

Los encargados de adoptar decisiones políticas desempeñan un papel importante en cuanto a velar por que los derechos de sus ciudadanos, incluidos las adolescentes, que en todo el mundo enfrentan obstáculos en cuanto a su derecho a la educación, el bienestar económico y la protección respecto de la violencia.

Las inversiones en jóvenes son diversas e infinitas, claro que siempre se puede tener una suerte de prioridades, si pensamos en cuáles no pueden faltar y cuáles  son las ventajas o ganancias si se realizan, o los riesgos de no hacerlo. Un punto de partida importante es no considerar a adolescentes y jóvenes como grupos homogéneos.

La educación, la salud, la cultura, la recreación, ambientes familiares, comunitarios y escolares sanos, saludables, y también atractivos. El reconocimiento de la necesidad de políticas diferenciales también puede ser un camino.

Dentro de la necesaria e indiscutible necesidad de inversión en salud, la salud sexual y reproductiva tiene un lugar especial. Hay muchos eventos relacionados con la salud sexual, con la sexualidad, que ocurren en este período. El UNFPA ha defendido la importancia de que las adolescentes se sientan seguras, sean capaces contar con información, tengan con quién conversar, puedan acceder a educación de la sexualidad, a servicios de SSR que respondan a sus necesidades. Por ello es importante crear capacidades dentro del sistema de salud para trabajar con este grupo.

La aproximación al trabajo con adolescentes no puede ser sectorial. Un tema que hoy se discute es la eficacia de las políticas de juventud, pues acaban aislando al grupo y no colocándolo en su interrelación con otras generaciones. Cuba es un ejemplo de políticas intersectoriales que abordan a adolescentes y jóvenes desde una multiplicidad de sectores, de disciplinas y de enfoques.

La nueva Agenda del Desarrollo Sostenible 2030 constituye una oportunidad sin precedentes para que las adolescentes reivindiquen sus derechos, hagan realidad sus aspiraciones y transformen nuestro mundo. Cuando los países invierten en la salud y la educación de sus jóvenes, en especial de las adolescentes, y generan oportunidades para que hagan efectiva su plena potencialidad, están además en mejor posición para hacer realidad un dividendo demográfico que puede impulsar el crecimiento económico a fin de luchar contra la pobreza.

¿Cuáles son los programas fundamentales que el UNFPA en Cuba apoya dirigidos a población adolescente?

En Cuba, trabajamos en la EIS, la participación de adolescentes en jóvenes en temas relacionados con la salud sexual, con los derechos. El trabajo lo hacemos a través de contrapartes muy estratégicas y clave, como el Ministerio de Educación, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y el Programa Nacional de Atención Materno Infantil (PAMI), estos dos últimos, del Ministerio de Salud Pública. Uno de los compromisos más importantes del UNFPA es continuar apoyando el Programa Nacional de Educación y Salud Sexual (PRONESS), como plataforma que armoniza todas las iniciativas de EIS que existen en el país. Este trabajo intersectorial, con participación de sociedad civil, constituye un referente para la región.

También trabajamos con el Centro de Estudios sobre la Juventud en la formación, capacitación y en el desarrollo de estudios nacionales e investigaciones sobre temáticas de adolescentes y jóvenes. Apoyamos las encuestas nacionales de juventud, que son muy importantes para la toma de decisiones. La generación de datos actualizados y de indicadores que visibilicen a las adolescentes es un gran desafío, sobre todo en el caso de aquellas que están por debajo de los 15 años y que muchas veces quedan fuera de las estadísticas.

Con el PAMI, además de contribuir modestamente con anticonceptivos para adolescentes,  hemos estado apoyando las estrategias de promoción de SSR dirigidas a adolescentes.

El UNFPA puede apoyar en la elaboración de instrumentos de monitoreo y evaluación que den cuenta de los avances y de las brechas. Que permitan tomar acciones que modifiquen aquello que no ha funcionado.

En una población envejecida como la de Cuba. ¿Cómo articular a la inversión en adolescentes con la inversión en esa población adulta mayor que cada vez tiene más peso en la estructura de la población?

Países como Cuba, con transiciones demográficas avanzadas o finalizadas tienen ese desafío, porque llegan a convivir varias generaciones, no solo en el ámbito familiar, también en el ámbito comunitario, en el vecindario, en los servicios de transporte, de comida, culturales, etcétera. La clave está en lograr convivencia armónica de estas generaciones. La sociedad cubana es inclusiva  por naturaleza y eso ya es un paso de avance. El envejecimiento demográfico hay que situarlo en su justo lugar. Evitar la connotación de “problema”, aunque sí  es un desafío. No solo para los países menos desarrollados, lo es para todos los países. Demanda cambios en el diseño de nuestras ciudades, de la infraestructura; también un mayor gasto en temas de salud para un grupo en aumento. Hay que garantizar el derecho a una sobrevivencia mayor con calidad

Se debe estimular el diálogo intergeneracional, necesitamos crear esos espacios, que no sean tradicionales, tal vez deban ser más atractivos para que se produzca esa mezcla de saberes, energías, historias tan necesaria para todos y todas. Conozco de algunas experiencias en Cuba, por eso creo que es un escenario muy favorable para desarrollar programas intergeneracionales. Pero hay otros desafíos, porque conlleva indagar más en lo que se ha hecho en otros países, ver cuáles con los resultados, lo que ha funcionado y lo que no. La cooperación internacional puede apoyar en esto, a través de asistencia técnica, de intercambios entre académicos, entre responsables de políticas, promover que los programas puedan ser vistos en el lugar en el que se implementan. (OFICINA DEL UNFPA EN CUBA / 11.07.2016)