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YAÍMA GUILARTE HERNÁNDEZ (ESTUDIANTE DE PERIODISMO) / 

 

Impelida por la necesidad de ocupar los vacíos en la escasez de publicaciones sobre los estudios de género en Cuba, la Doctora en Ciencias Psicológicas Norma Vasallo nos ofrenda la segunda edición de su libro Ecos distantes, voces cercanas y miradas feministas. Una compilación de artículos y ponencias que escribió en diferentes momentos para tasar las problemáticas del feminismo, y que deviene pretexto para articular un compromiso hacia el papel de las mujeres en la sociedad. La entrega literaria, presentada en la 24 Feria Internacional del Libro Cuba 2015, nos llega de la mano de la Editorial de la Mujer, con la colaboración del UNFPA - Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Oficina Friedrich Ebert Stiftung. Aprovechamos el marco de la actual fiesta de la literatura para dialogar con la también presidenta de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana.
Desde la distancia histórica, ¿cómo valora la salud del feminismo en Cuba en estos momentos?
“Están emergiendo feministas en Cuba, todavía no podemos hablar de un movimiento porque eso implicaría una cierta organización que no tenemos. Asistimos a una etapa naciente en el país que se distancia de los actuales debates mundiales, y considero que es una de nuestras fortalezas: no copiamos tendencias, estamos creando un feminismo propio”.
¿Es solo el ámbito académico el que lleva la vanguardia en estos temas?
“Creo que sí porque es su objeto social, otras instituciones se ocupan más de un hacer; pero quien ha avanzado más desde el punto de vista teórico ha sido, sin lugar a dudas, la academia”.
¿Cuáles cree sean los motivos de que a algunas personas les repele la palabra feminismo?
“Principalmente, el desconocimiento sobre el tema que se traduce en estereotipos. Para algunas personas el feminismo es lo contrario del machismo, y entonces una actitud extrema de esa naturaleza es repudiada. Otras lo perciben como un ‘hembrismo’ que propugna la eliminación de los hombres. En ocasiones, esas ideas distorsionadas en torno a su esencia se popularizan a través de películas y textos, en consecuencia, se origina un rechazo. El movimiento ha sido muy criticado a nivel mundial por su carácter subversivo y revolucionario. Por estas razones, resultan importantes más debates, aprendizajes y conocimientos para lograr articular opiniones sobre una base fundamentada. En la maestría de Psicología Social de la Universidad de La Habana, existe una tesis sobre la representación social del feminismo que ha arrojado algunas consideraciones sobre este tema en Cuba”.
Usted comentaba que en contraposición a los logros alcanzados en la esfera pública, el mayor desafío de la mujer se ancla en su papel en la vida doméstica ¿Cuáles señalaría como los principales desplazamientos dentro de la familia en cuanto a las relaciones de poder?
“No hablaría tanto de un desplazamiento. Considero que la gran cantidad de divorcios en Cuba se deben al hecho de que la mujer ha ganado en independencia económica; y, lógicamente, no quiere una relación que no sea sobre la base de los afectos. Muchas se han empoderado, no viven en pareja y, por tanto, hoy ya no presenciamos el clásico modelo de familia. Sin embargo, no puedo afirmar que se hayan producido cambios importantes a lo interno del núcleo doméstico en cuanto a distribución de roles; pero en la arista de los ingresos sí se detectan variaciones. Con la incorporación de la mujer al mercado laboral, obviamente, ella también es una proveedora económica. Por otro lado, los roles domésticos continúan distribuidos de manera tradicional, ellas siguen siendo las máximas responsables de las tareas. Allí donde las mujeres se han empoderado, donde han sentido injusticias en esa distribución hegemónica, pues terminan viviendo solas.
¿Podríamos hablar entonces de mujeres empoderadas en sectores sociales y puestos decisorios?
“Cuando hablamos de empoderamiento, hablamos de dotación de capacidades a las mujeres. Ese poder puede ser diferente, es decir, pueden tenerlo en el espacio público, donde ocupan puestos de tomas de decisiones y, paradójicamente, pueden estar subordinadas en sus casas. Resulta más complicado lograr adquirir responsabilidades fuera, y al mismo tiempo, gozar de los mismos espacios que el hombre dentro del hogar. Se dan casos, pero no es lo que más abunda. Las mujeres se han empoderado en la medida que han estudiado, se han preparado o están en capacidad de llevar las riendas económicas; sin embargo, a veces carecen de autonomía subjetiva. Somos diversas: entre todas las cubanas, podemos encontrar empoderadas y otras que no lo están. Es un ámbito en el que existen combinaciones diferentes de estos factores”.