Sobre desafíos como los estereotipos y prejuicios patriarcales que aún persisten en nuestra sociedad, la necesidad de lograr una mayor conciliación entre la vida familiar y laboral de las mujeres, así como la urgencia de atender a elementos que inciden directamente en su desarrollo, como el envejecimiento poblacional, debatieron ayer los participantes del Taller Beijing+20, celebrado en el Hotel Nacional.
En el encuentro, representantes de diversos organismos de la Administración Central del Estado, de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), así como del sector cuentapropista, analizaron el cumplimiento del Plan Nacional de la República de Cuba de Seguimiento a la IV Conferencia de la ONU Sobre la Mujer —realizada en Beijing en 1995—, donde se establecieron una serie de objetivos y medidas para el progreso de las mujeres y el logro de la igualdad de género en todas las esferas de la vida.
La secretaria general de la FMC, Teresa Amarelle Boué, destacó que dicho plan, aprobado en 1997, como resultado de un amplio y democrático debate junto a los organismos gubernamentales, la FMC y la sociedad civil, reafirma el compromiso del gobierno cubano con el desarrollo de la mujer.
“En nuestro país la lucha por el avance de la mujer se evidencia en la autonomía alcanzada por las cubanas (…) Las mujeres tienen mayores oportunidades para generar recursos propios mediante el acceso al trabajo remunerado, son el 48 % del total de las personas ocupadas en el sector estatal civil...
“Detrás de cada estadística vibran historias, no se trata de dejarnos seducir por ellas, pero no cabe duda que son realidades que no podemos dejar de mencionar. Somos conscientes de los procesos complejos experimentados en la sociedad cubana que han propiciado estos cambios, cada uno de estos resultados no desconoce que tenemos desafíos por superar, cada meta alcanzada presupone un nuevo punto de partida”, enfatizó.
Amarelle refirió que se mantienen como desafíos, adecuar las acciones contenidas en el Plan… al contexto nacional e internacional, continuar trabajando en la transformación de la mentalidad de hombres y mujeres acerca de los roles que deben desempeñar en la sociedad, a fin de romper estereotipos sexistas que existen.
Durante el taller, el coordinador en Cuba del Programa Internacional del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), Jesús Robles, resaltó que al convocarse importantes eventos como la I Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, que tuvo lugar en El Cairo, Egipto, en 1993 y la IV Conferencia… ya Cuba tenía cumplido gran parte de los objetivos estratégicos que se abordarían.
“Muchas de las medidas implementadas en la segunda mitad del siglo XX en este país, como el acceso a la educación, a la anticoncepción y al aborto legal, seguro y gratuito, contribuyeron al incremento de la participación femenina y a la homogeneización de los indicadores sociales y de salud en zonas urbanas y rurales”.
Destacó que Cuba llegó a ambas reuniones con delegaciones presididas por una inmensa mujer, Vilma Espín, quien había dedicado más de tres décadas a revolucionar junto a la FMC la situación de las cubanas, no solo desde el punto de vista material, sino desde el plano ideológico.
“Vilma Espín concedió un carácter estratégico a la lucha por la igualdad. Como ella misma afirmara, la construcción de la cultura de la igualdad es un factor consustancial a la revolución social, pues se trata de transformar la realidad social y económica y transformarnos nosotros mismos, las mujeres y los hombres.
“Justo en este momento los desafíos más urgentes están encaminados a la sostenibilidad de los resultados ganados y lograr que se reviertan en la construcción de una sociedad más fuerte”, comentó. (ARIANNA CEBALLO GONZÁLEZ/TOMADO DE GRANMA)