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La Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género (ENIG-2016) permitió identificar avances y desafíos en materia de equidad en la sociedad cubana. A partir del estudio de la población de 15 a 74 años de edad se pudo profundizar en las concepciones, estereotipos, valoraciones y prejuicios relacionados con la igualdad de hombres y mujeres en Cuba. Igualmente, identificó la persistencia de nudos estructurales de género que se reproducen en la sociedad cubana entre los que sobresalen los patrones culturales discriminatorios, la división sexual del trabajo y la organización sexista del cuidado. En este sentido, cabe destacar que uno de los elementos arrojados por esta base informativa daba cuenta de la existencia de un grupo de personas que, en los últimos cinco años, habían abandonado sus centros de estudios o laborales por el cuidado de personas dependientes.

Por ello, basados en el análisis de esta nueva base informativa de la ENIG-2016 y apoyados en una perspectiva sociológica desde un enfoque cuantitativo, se realiza el presente informe. El mismo indagará en la relación que existe entre el cuidado de personas dependientes, el uso del tiempo en trabajo no remunerado y la incorporación a la esfera productiva. Guiarán este estudio las siguientes interrogantes: ¿Qué perfiles sociodemográficos presentan estas personas? ¿Cómo las concepciones, mitos y estereotipos de género pudieran estar sustentando sus prácticas cotidianas? ¿Cómo las cualidades y capacidades atribuidas a hombres y mujeres pudieran estar disminuyendo sus potencialidades para tomar decisiones sobre la distribución de sus tiempos y su inserción en la esfera productiva? ¿Cómo es la participación y distribución del tiempo de trabajo no remunerado en los hogares de estas personas que han tenido que abandonar sus centros laborales o de estudio?

El cuidado de personas dependientes ha sido una temática que ha tenido diversos acercamientos desde diferentes disciplinas. La bibliografía consultada revela al cuidado como un derecho fundamental y una necesidad a lo largo de la vida de las personas, por lo tanto, es esencial para el funcionamiento de las sociedades. Sin embargo, la organización social del cuidado constituye un mecanismo reproductor de desigualdades al asignar casi exclusivamente a las mujeres el trabajo de cuidados, remunerado y no remunerado, lo cual trae aparejado el detrimento de su bienestar, de sus oportunidades laborales y su autonomía.