Declaración de la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem,
Día Internacional de la Mujer
8 de marzo de 2021
En todo el mundo, las mujeres lideran. Lideran procesos de paz, dirigen empresas, crean hospitales y escuelas. Son presidentas de países y dirigen juntas corporativas. Encabezan organizaciones internacionales y de base, grupos confesionales y equipos deportivos, movimientos laborales y ambientales, a menudo al mismo tiempo que cuidan de sus familias y comunidades.
El día de hoy, con motivo del Día Internacional de la Mujer, celebramos a todas las mujeres, en particular a aquellas que lideran los esfuerzos a favor de la igualdad. Quiero animar a las mujeres y las niñas que sueñan con el liderazgo a que lo asuman. No esperen. Es su derecho, y el mundo las necesita más que nunca.
Ningún país ha alcanzado aún una paridad de género completa en lo que a liderazgo se refiere. Pero yo creo que llegaremos ahí, y que las mujeres, colectivamente, cambiarán nuestro mundo para mejor. En aquellos lugares en los que existe igualdad de género, las sociedades son más prósperas. La paz es más duradera. Toda la sociedad se beneficia.
A pesar de ello, muchos obstáculos continúan bloqueando el trayecto de las mujeres hacia el liderazgo. Uno de los más fundamentales es la falta de autonomía corporal. Muchas mujeres no pueden tomar decisiones básicas acerca de sus cuerpos, como tener o no tener relaciones sexuales, usar o no usar anticonceptivos, o incluso tomar decisiones relacionadas con su propia atención de la salud.
A ninguna mujer se le deberían negar estas opciones. Y, no obstante, a un año de haber iniciado la pandemia de COVID-19, vemos cómo las crisis pueden exacerbar las barreras que obstaculizan la capacidad de las mujeres para ejercer la autonomía corporal: los servicios de salud sexual y reproductiva se cerraron o redujeron en todo el mundo, y la violencia de género se disparó.
Una mujer que no puede ejercer la autonomía corporal puede enfrentar barreras cada vez mayores a la igualdad a lo largo de su vida, lo que socava la gama de derechos y opciones que se requieren para convertirse en líder. Es por ello que debemos asegurarnos de que las mujeres puedan desarrollar habilidades y tengan oportunidades para el liderazgo, y que cuenten con una base firme para desarrollar su autonomía corporal.
A lo largo de la crisis de la COVID-19, las mujeres han mantenido sociedades enteras funcionando, sostenido sistemas de salud al integrar la mayoría de los trabajadores en la primera línea de defensa, y asumido valerosamente responsabilidades adicionales en el hogar al cuidar de las personas enfermas, lo mismo que de los niños que no están asistiendo a la escuela. Han mantenido abiertos albergues para sobrevivientes de violencia contra la mujer y han escalado montañas, literalmente, para distribuir anticonceptivos.
En resumen, las mujeres mismas han ofrecido testamentos vívidos e inolvidables del valor de su liderazgo. Estos deben celebrarse y replicarse, hasta lograr un mundo en el que todas las mujeres puedan gobernar su cuerpo y su vida, y en el que las mujeres lideren como iguales, porque es su derecho.