En Jaruco, un pueblo ubicado a unos 40 kilómetros de La Habana vive Lina García, de 74 años. Ella se arregla temprano y, junto a otras personas contemporáneas, sale a realizar ejercicios físicos. “No falto nunca, los profesores son maravillosos. Los ejercicios nos ayudan y me siento contenta, porque salgo de casa y me relaciono con otras personas”, cuenta.
Trabajó durante 43 años en el departamento de estadísticas de diferentes centros; para algunos, parecería que le ha llegado el tiempo de descansar y quedarse en casa, pero ella no lo siente así.
“¿Por qué?, si no me duele nada. Me gusta ir a las actividades, bailables, excursiones y encuentros de artes plásticas. El ambiente es bueno. Tenemos una integrante que tiene 97 y participa en todo”, dice, al referirse a las acciones que organiza el grupo Club Delirio, una iniciativa surgida en San Antonio del Río Blanco, una de las localidades de Jaruco.
Martha Montalvo muestra orgullosa sus creaciones, que regala a los habitantes de Jaruco
A Martha Montalvo Sentelles, de 77 años, la apasionan el tejido y los cactus. “Cuando la pandemia, no salíamos nunca. Niñas y niños estaban encerrados también… y se nos ocurrió hacerles algo a algunas vecinitas. Empecé a hacer muñecas tradicionales cubanas de trapo, como las que nos hacían nuestras abuelas, y se las mandaba. Incluso, cuando ya se podía salir, seguí haciéndolas. Las amistades comenzaron a traerme telas, retazos y hasta perlitas”.
Después de la pandemia, Martha no pudo parar y sigue hasta ahora, tejiendo diferentes animales y figuras que regala a todo el que puede. Lleva sus piezas a exposiciones. Sus creaciones le han dado un aire nuevo a su vida.
Desde una pequeña sala, mover al pueblo
Un impulso al bienestar de las personas de la tercera edad ha desencadenado el proyecto Sala de Gestión del Conocimiento para el Desarrollo Local en Jaruco (Sala GCDL-J), de la Universidad Agraria de La Habana (UNAH) y el UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas. Este proyecto lo ejecuta el Centro Universitario Municipal (CUM).
El objetivo general de esta iniciativa es contribuir con el desarrollo local del municipio Jaruco, mediante la gestión del conocimiento sobre población y desarrollo, con énfasis en el envejecimiento de la estructura por edades de la población.
Existe una razón para poner el foco en ese asunto: al cierre de 2021, en Jaruco, el 24.7% de la población tenía 60 y más años de edad, por encima de la media nacional, de 21.6%.
Entre sus fines específicos, el proyecto se propuso diseñar un sistema local de gestión del conocimiento sobre envejecimiento y acompañar a los actores locales en la gestión de proyectos de desarrollo atendiendo a la composición de la estructura por edades de su población.
A su vez, persigue evaluar el impacto de la gestión del conocimiento realizada por la Sala en función de la transversalización de la atención a los desafíos asociados al envejecimiento en las políticas públicas de desarrollo local y sistematizar las buenas prácticas de la Sala en aras de generalizar los resultados en otros escenarios de la provincia.
Aunque la Sala de Gestión del Conocimiento para el Desarrollo Local en Jaruco echó a andar en 2021, fue inaugurada oficialmente en diciembre de 2022
Según explicó Yasmany Vicente Felipe, director del Centro Universitario Municipal de Jaruco y coordinador del proyecto, entre otras líneas estratégicas, esta experiencia se enfoca en “diagnosticar las comunidades, ver la situación de las personas adultas mayores, y, a partir de ese levantamiento, crear grupos y estrategias para el trabajo con ese grupo etario en las comunidades; pero no solo ese grupo, sino también atendiendo las necesidades de personas jóvenes y adolescentes, así como otros aspectos centrales del enfoque población-desarrollo como son las cuestiones de género y, de salud sexual y reproductiva, todo, a partir de la gestión del conocimiento”.
“Contar con la Sala de Gestión del Conocimiento para el desarrollo local en Jaruco ha permitido generar investigaciones que, desde una visión de equidad social, permite atender las dinámicas de la población, para generar políticas, programas y proyectos que respondan a las problemáticas locales, a partir de la integración consciente de las dimensiones del desarrollo que organizan y articulan los intereses de comunidades-gobierno”, dijo el coordinador.
A todo tren
Durante 2022, el equipo desarrolló diversas actividades; entre ellas, el diagnóstico en las comunidades: Guicanamar, Bainoa, San Antonio de Río Blanco, el Río y Castilla –la primera catalogada por el gobierno municipal como en situación de vulnerabilidad, y la segunda, rural y con una población muy envejecida.
“En esta primera etapa, realizamos diagnósticos a cinco comunidades del municipio y dentro de la zona principal urbana del municipio, a tres circunscripciones. Fueron diagnósticos integrales: las dinámicas demográficas, el transporte, los servicios públicos, el estado de las vías, etc… y, a partir de ahí, se han ido trazando estrategias para las personas adultas mayores, por ser el énfasis del objetivo de la sala, pero también con otros grupos etarios. A medida que pase el tiempo, se irán perfeccionando e incorporando otras acciones”, apuntó.
En el municipio, se organizaron eventos, publicaciones, concursos, capacitaciones, explicó Vicente Felipe. Sin embargo, las más sensibles fueron las dirigidas a las personas adultas mayores: se realizaron 20 talleres sobre la sala de gestión, salud bucal, envejecimiento biológico, entre otros temas, junto a la solución de algunos problemas para habilitar un envejecimiento más saludable.
Según indicó el coordinador, actividades como el taller de poesía, el campeonato de dominó intergeneracional, bailes, espacios de intercambio donde se promueven hábitos saludables o se recuerda la juventud, dan respuesta a los resultados arrojados por el diagnóstico, relativos a la falta de atención y recreación para estas poblaciones.
Personas adultas mayores se incorporaron así a la práctica de ejercicios físicos para mejorar el sistema respiratorio y la movilidad. Se organizó una peña deportiva y se realizaron actividades dentro del Club Delirio, creado por las personas de la tercera edad de San Antonio del Río Blanco.
Otra de las facetas de la labor de la Sala GCDL-J es el asesoramiento a la sección de desarrollo local del gobierno municipal en la reelaboración de la estrategia municipal para incorporar la atención a las dinámicas demográficas, la equidad y el género, en el camino al perfeccionamiento de la Estrategia de Desarrollo Municipal. Igualmente, se brindó asesoría en la formulación de proyectos de desarrollo local, hoy incluidos en la cartera de iniciativas del territorio.
Miradas al proyecto
Marisol Alfonso de Armas, Jefa de la Oficina en Cuba del UNFPA, destacó la creatividad e innovación que ha caracterizado la implementación de este proyecto, el cual aporta al desarrollo local desde la investigación sobre una temática de alta prioridad para el país: la relación población-desarrollo.
Marisol Alfonso de Armas, Jefa de la Oficina en Cuba del UNFPA, durante la inauguración de la Sala
Antihus A. Hernández Gómez, rector de la Universidad Agraria de La Habana, considera como uno de los saldos del proyecto el agradecimiento que expresan las personas beneficiarias y recomienda oportuno continuar visibilizando los resultados para involucrar a muchas más personas “en un proyecto tan bonito como es trabajar con las personas adultas mayores”.
Alfonso de Armas y Hernández Gómez coincidieron en la importancia de la participación de las personas adultas mayores, en la mejora de su calidad de vida, aprovechar sus experiencias vitales y lograr que con los intercambios intergeneracionales puedan tener un envejecimiento activo, haciendo valer sus derechos.
Para Alfonso resulta también interesante ir extendiendo las acciones hacia otros grupos etarios y enfocar la mirada en otras problemáticas como el embarazo adolescente y la migración.
Perspectivas 2023
Para 2023, este proyecto se propone crear un sistema de innovación local y de capacitación en temas de población y desarrollo, con énfasis en el envejecimiento saludable; brindar asesoría y apoyar en la gestión de proyectos, la formulación de una estrategia de generalización de la experiencia y la creación de una cartera de proyectos; coordinar un taller de desarrollo local, trabajo comunitario y fortalecimiento de alianzas; así como fortalecer la medición de los indicadores de proceso y resultados, entre otras acciones.
Las actividades con las personas de la tercera edad, señaló el coordinador, dan algunas señales: cuando están relacionadas con el deporte, acuden más los hombres; sin embargo, en otras acciones es mayoritaria la presencia de mujeres, por lo que “tenemos que seguir trabajando en la socialización, porque los hombres son un poco más reacios en incorporarse a estas actividades”.
Al valorar las proyecciones para el próximo año, la Jefa de la Oficina del UNFPA en Cuba destacó la necesidad de incidir en áreas como la comunicación, sobre todo de los impactos y las acciones con la población adulta mayor; la capacitación interna con investigadoras e investigadores para comprender con profundidad la interrelación entre los indicadores demográficos y el desarrollo sostenible; las alianzas y articulación con otros proyectos y agencias del Sistema de Naciones Unidas; y las publicaciones académicas de resultados de investigación.
Para 2023, el proyecto entre el Gobierno municipal de Jaruco y el UNFPA se propone seguir incidiendo en problemáticas que mejoren la vida de los 24 281 habitantes del municipio.
“Esperamos que 2023 sea un año de trabajo con otras contrapartes del UNFPA en Cuba; entre ellas, los centros Nacional de Educación Sexual, de Estudios Demográficos y de Estudios de la Mujer, que puedan apoyar con asistencia técnica, investigación, capacitación y sensibilización”, destacó Marisol Alfonso de Armas.