“En un momento en que como país hemos pasado ya la etapa de bono demográfico, se impone que las juventudes sean quienes emprendan y lleven las riendas de las transformaciones que generan desarrollo a través de la producción de alimentos, bienes y servicios”.
Eso cree Pedro Sánchez Sagué, estudiante de Medicina de 28 años que vive en la provincia de Granma, al este de Cuba.
“Indiscutiblemente la juventud cubana tiene un rol protagónico en todos los procesos de cambio y desarrollo social. No solo por lo que supone tener una vida por delante, sino por las nuevas ideas, la energía y las diferentes miradas que aportan muchachas y muchachos”.
Pedro Sánchez Sagué tiene 28 años y estudia medicina. Él considera que las juventudes tienen un rol protagónico en la construcción del desarrollo sostenible.
Lilibel Pérez Chirolde también confía en la capacidad de su generación para contribuir a que Cuba cumpla con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) plasmados en la Agenda 2030. Ella tiene 25 años, es de la occidental provincia de Pinar del Río y recientemente terminó sus estudios en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.
“Las juventudes son las nuevas semillas que brotan con todo el frescor de su condición”, dice Lilibel, “en nosotros está toda la fuerza, el espíritu y el entusiasmo para llevar a nuestro país adelante. Contamos con la mejor de las tierras para crecer, una revolución socialista que nos ha nutrido de un sistema de valores y creencias entre los que destacan la unidad, el respeto, la solidaridad y el humanismo”.
Para ella, las juventudes tienen un rol activo y “quizás uno de los más importantes” en el logro del desarrollo sostenible, por su capacidad para el intercambio con otras generaciones, para “impregnar todo a nuestro alrededor de nuevas fuerzas y para contribuir con nuestra participación activa, y desde el más sincero compromiso, a que nuestro país sea, todavía más, un lugar mejor”.
En la Cumbre de Nairobi, celebrada del 12 al 14 de noviembre de 2019 en Kenia, quedó establecido que para el logro de los ODS es fundamental el acceso universal a la salud sexual y reproductiva, el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género. Lilibel coincide con esta visión: “El logro de un desarrollo sostenible a nivel global y nacional depende significativamente de que consigamos crear una conciencia en cuanto a esos elementos”.
Lilibel Pérez Chirolde considera que el conocimiento y ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos contribuye “al empoderamiento de jóvenes y adolescentes” y, al mismo tiempo, a la erradicación de “todas las manifestaciones de violencia”.
Al respecto, Pedro anota que, “a pesar del trabajo de promoción que gran parte de la sociedad civil lleva a cabo, los derechos sexuales y reproductivos no son del todo conocidos, respetados o ejercidos”.
Sin embargo, señala: “Las juventudes en Cuba que logran empoderarse a partir del conocimiento y el ejercicio de estos derechos demuestran que es posible lograr relaciones equitativas, las cuales determinan también la sostenibilidad de un proyecto de país donde todos contamos como seres humanos. Sobre la base de este conocimiento acerca de los derechos sexuales y reproductivos, es que se fundan prácticas y tradiciones alternativas que rompen con siglos de patriarcado y conductas que laceran la dignidad y la posibilidad de que cubanas y cubanos podamos acceder a las mismas oportunidades de desarrollo”.
Pedro y Lilibel han recorrido interesantes caminos que les permiten pensar su país de esta manera.
Pedro es miembro de la Articulación Juvenil del Centro Oscar Arnulfo Romero y ha tomado parte en la concepción y desarrollo de dos campañas cubanas contra la violencia hacia las mujeres (“Eres Más” y “Evoluciona”). De esta manera se ha involucrado en “actividades con impacto en las comunidades, para promover una cultura de igualdad en temas de género y salud sexual”.
Pedro tiene varios años de experiencia en labores de activismo a favor de la igualdad de género y el ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos.
Además, pertenece a otras redes y proyectos como la Red Cubana de Personas que Viven con VIH, la RED HSH Cuba y la Plataforma de Hombres por la No Violencia. Así, ha tenido “la oportunidad de llegar a las realidades de las distintas poblaciones, conocerlas, identificar sus principales necesidades y provocar cambios positivos en relación con la equidad de género y la erradicación de la violencia basada en género”.
“Como mujer, explica Lilibel, he vivido de cerca la influencia de los patrones machistas tanto en el plano de la educación familiar como en la interacción social. Esta realidad despertó interés en mí y me vinculé al proyecto ‘Jóvenes por la Vida’ con la idea de entender mejor la situación que estamos viviendo. En general, mi motivación fue cuestionarme cuál es el origen de esas desigualdades que llegaban al punto de generar situaciones de violencia y cómo modificarlas. Una de mis principales inquietudes fue el aumento progresivo del consumo de productos comunicativos que perpetúan roles de género tradicionales y promueven conductas de violencia y machismo”.
Lilibel ha participado en actividades de promoción de salud y en campañas por una sexualidad responsable.
Además, Lilibel es promotora de salud. Ella trabaja con la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades del Ministerio de Salud Pública (Prosalud). Ha organizado actividades en comunidades y en centros escolares, ha participado en campañas de comunicación y ha apoyado el trabajo en la promoción de una sexualidad responsable.
Por su labor de activismo y promoción de salud, ella fue seleccionada para participar en el Campamento juvenil virtual “Géneros y derechos sexuales: Miradas al contexto cubano actual”, la propuesta cubana para dar continuidad a la estrategia de participación juvenil ¡Juventudes YA!, iniciada en 2018 por el UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Pedro ya había participado en un Campamento similar en 2019. Esta vez fue escogido entre las y los egresados de campamentos anteriores, para apoyar en la facilitación y coordinación de la edición de 2020.
“Fui seleccionado por primera vez para participar en el Campamento ¡Juventudes Ya! en el año 2019, durante la edición que se realizó en la ciudad de Santiago de Cuba para las juventudes de las provincias orientales. Aunque desde el 2012, año en que comencé mi formación como activista en salud y derechos sexuales, ya venía moviéndome en estos temas; el campamento me acercó aún más al quehacer de otros jóvenes que realizan labores similares a la mía en contextos muy variados”.
Este Campamento Juvenil Virtual da seguimiento a dos experiencias similares realizadas en octubre de 2018 en La Habana, y en mayo de 2019 en Santiago de Cuba. Los dos campamentos anteriores permitieron fortalecer las capacidades de incidencia, participación y replicación de adolescentes y jóvenes para la promoción de los derechos y la salud sexual y reproductiva.
“Siempre resulta grato participar en estos espacios de intercambio, porque cada Campamento aporta algo diferente y trata nuevos temas, porque diferente es también nuestra realidad cada año. Participar en la edición de 2020 me ha permitido valorar esos cambios y verlos reflejados en las juventudes que protagonizan el encuentro. La inmensa dicha de haber sido seleccionado para participar en esta ocasión puso sobre mis hombros una alta responsabilidad, por el hecho de que ya tuve una experiencia anterior; por tanto, ahora debía tener la capacidad de dinamizar varios de los procesos que en él se viven.”.
“Es impresionante como cada campamento tiene la maravillosa capacidad de aumentar mi diapasón respecto a nuevas temáticas y tendencias en el activismo social, y cada edición es superior a la anterior”, considera Pedro.
“Esta vez, me desempeñé como participante, pero también como facilitador del trabajo del subgrupo de la región oriental, con todos los desafíos que esto supone. Esto siempre me generó un poco de ansiedad y las preguntas siempre presentes: ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Es lo que las chicas y los chicos necesitan? ¿Cómo puedo propiciar el desarrollo de sus potencialidades?”.
Cuando Lilibel se refiere a lo vivido en las cuatro semanas que duró el Campamento de este año, expresa “un enorme agradecimiento y una profunda motivación. El Campamento ha sido una experiencia inigualable tanto a nivel personal como profesional. Me he sentido conectada con mis contemporáneos como nunca antes y escucharles me ha llenado de orgullo y energía. Es inexplicable la alegría de saber que somos muchos pensando, sintiendo, reflexionando y con muchas ganas de hacer. Los profesores y panelistas nos han ofrecido valiosísimas informaciones, lo que amplía nuestro espectro de manera considerable. Todo ha sido tan impactante para mí que solo puedo describirlo como una experiencia extraordinaria.”
Tardes de diálogo
Desde el 21 de septiembre y hasta el 17 de octubre de 2020, 22 jóvenes de varias provincias del país se encontraron virtualmente para debatir sobre temáticas como la juventud cubana hoy y su protagonismo en el enfrentamiento a la Covid-19, los marcos legales que protegen el ejercicio de los derechos de jóvenes y adolescentes, el embarazo en la adolescencia, las uniones tempranas, y la violencia basada en género.
Cada martes y sábado durante cuatro semanas las y los seleccionados para participar en el Campamento asistieron a paneles virtuales con especialistas en los temas de población, juventud, salud sexual y reproductiva, derechos sexuales y reproductivos, y violencia basada en género.
Raida Semanat, Subdirectora Científica del Centro de Estudios sobre la Juventud, institución que junto al UNFPA ha organizado este espacio de participación juvenil, subraya el papel que han desempeñado las y los participantes del Campamento durante los meses de enfrentamiento a la pandemia en Cuba: “su presencia en frentes decisivos como las zonas rojas, los centros de aislamiento, las instituciones científicas, la producción de alimentos, el apoyo al transporte, control y organización de colas en centros comerciales y la atención a personas necesitadas”.
A Lilibel le llamó mucho la atención el intercambio sobre las características demográficas de las juventudes cubanas, sus actitudes y hábitos, así como su protagonismo en el enfrentamiento a la COVID-19. Igualmente, destaca como enriquecedor el panel sobre marcos legales y derechos de adolescentes y jóvenes en Cuba, en el cual se abordó la incidencia de legislaciones y políticas en el acceso de adolescentes y jóvenes a servicios de salud sexual y reproductiva, y cómo la nueva Constitución de la República de Cuba constituye un avance en la garantía del ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos por parte de toda la ciudadanía.
“El Campamento ha sido un verdadero descubrimiento de mí misma y un acercamiento valiosísimo a la juventud cubana desde los diversos contextos”, dice ella. “Los aprendizajes han sido numerosos, en primera instancia tener un acercamiento a la situación del continente y del país en cuanto a los temas tratados, y no solo desde la formalidad sino desde el dialogo personal y cercano en aras de una colaboración efectiva y transformadora”.
Pedro señala el panel sobre embarazo en la adolescencia y uniones tempranas como uno de los que más le aportó a su formación, pues “nunca había tenido la oportunidad de ahondar en temas de fecundidad y adolescencias”. Además, siente que fue enriquecedora la posibilidad de conocer la realidad regional en torno a los aspectos abordados en las sesiones de formación: “Los temas de derechos sexuales y sus perspectivas regionales siempre me enriquecen y valoro mucho la posibilidad de actualizarme en cómo funcionan los movimientos de activismo social en diferentes ámbitos y contextos”.
Al referirse a las sesiones formativas que han tenido lugar como parte del Campamento, Marisol Alfonso, Representante Nacional del UNFPA en Cuba subraya “la manera en que se construye el proceso de aprendizaje, con marcada intención innovadora. El diálogo se produce con horizontalidad”.
Pedro coincide con esta aseveración y agrega que “la mayor experiencia que me deja esta edición del campamento es la posibilidad de mirar a mi generación por dentro, reconocer sus necesidades más sentidas y los motivos que le impulsan a querer transformar su realidad”.
Lilibel refiere, con entusiasmo, que “si tuviera que resumirlo todo, lo cual evidentemente no captaría la esencia de la experiencia, diría que me siento más cerca de pensar como país porque ha sido una evidencia profundamente satisfactoria de cómo diversos entes y organizaciones se unen con metas comunes e ideas diferentes y construyen algo mejor, definitivamente son necesarios estos espacios para la transformación personal y social”.
En la sesión de cierre, las y los participantes mostraron su satisfacción con las actividades realizadas durante el Campamento.
Esta experiencia ha acercado la labor de UNFPA a Lilibel, quien cree que la agencia hace un trabajo “significativo, pues se basa en la premisa de que todos los seres humanos tienen derecho a la igualdad y a la protección, valores con los que estoy plenamente de acuerdo. Su trabajo con las mujeres y los jóvenes, por ser grupos propensos a la vulneración de su derecho a la salud sexual y reproductiva, es uno de los elementos que considero de mayor impacto. Y admiro que, en su labor, busquen entender las complejidades culturales para que la deconstrucción de patrones dañinos para el ser humano permita su transformación”.
Sobre el trabajo del UNFPA, Pedro agrega que el liderazgo de la agencia está, fundamentalmente, en la manera que fomenta las capacidades de poblaciones clave para su desarrollo y el desarrollo sostenible de los países en que trabaja. El UNFPA ha logrado, “y de forma muy acertada, identificar las problemáticas en cuanto a género y derechos sexuales que condicionan el desarrollo sostenible de las naciones. “UNFPA se reinventa y se mueve tal cual lo hacen las sociedades sobre las que trabaja y apuesta por el mejoramiento sin quebrantar las bases culturales que enriquecen a los pueblos”.