La creación de un sistema integral de cuidados es una necesidad para atender los desafíos de la dinámica demográfica cubana y avanzar en el logro de la igualdad de género. El primer paso es articular el trabajo que ya se realiza desde diferentes sectores, organismos e instituciones (incluyendo la cooperación internacional), la academia y las familias. Para ello, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) convocó al Taller “Encuentro de personas decisoras: Cuidados y desarrollo sostenible. Cuba, avances hacia la corresponsabilidad”.
El espacio, que tuvo lugar el 22 de marzo, fue organizado por la Coordinación del Proyecto Trabajo No Remunerado, Programa Trabajo Digno, Macro Programa Desarrollo Humano, Equidad y Justicia Social, de conjunto con la Red Cubana de Estudios sobre Cuidados, y con el apoyo del UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, y la Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES).
El objetivo del taller fue “poner en común las experiencias que ha acumulado el país en el cuidado integral de la vida, dialogar desde nuestros saberes y nutrirnos de las experiencias regionales”, según compartió la Coordinadora de la Red Cubana de Estudios sobre Cuidados, Magela Romero.
El taller contó con la presencia de Marta Elena Feitó Cabrera, Ministra de Trabajo y Seguridad Social; Julio Bango, Ex Secretario Nacional de Cuidados del Frente Amplio de Uruguay y experto regional en el tema; María Molina Gutiérrez, Viceministra de Trabajo y Seguridad Social; Pilar Alicia Varona Estrada, Viceministra de Justicia; Sibelys Pérez Sotolongo, asesora del Viceprimer Ministro de la República de Cuba Jorge Luis Perdomo; Ariel Fonseca Quesada, Director General de Empleo del MTSS; además de personas en otros puestos de dirección de los ministerios de Educación, Salud, Trabajo, Justicia, Comercio Interior y Educación Superior, diputadas de la Asamblea Nacional del Poder Popular, dirigentes de la Central de Trabajadores de Cuba, personas expertas que asesoran el Proyecto Trabajo No Remunerado y especialistas que trabajan en la Secretaría Técnica del Macro Programa Desarrollo Humano, Equidad y Justicia Social.
Todas las personas participantes coincidieron en la necesidad de construir un sistema integral de cuidados por su relevancia y pertinencia para garantizar el desarrollo sostenible de Cuba.
El trabajo no remunerado en la agenda del Gobierno de Cuba
La Ministra de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, Marta Elena Feitó Cabrera expuso que, para el cuidado de la vida, Cuba cuenta con “nuestro sistema de salud pública, donde se ofrecen servicios institucionalizados de casas de abuelos y de hogares de ancianos, así como otras instituciones como los círculos infantiles. Pero no son suficientes, no es suficiente todavía lo que se hace y debemos estudiar y crear las bases para un Sistema Nacional para el Cuidado Integral de la Vida”.
Este esfuerzo se realiza como parte de las estrategias que se impulsan desde el Macro Programa Desarrollo Humano, Equidad y Justicia Social, que es uno de los seis Macro Programas en los que se expresan los ejes estratégicos del Programa Nacional de Desarrollo Económico y Social 2030. El Programa Trabajo Digno es uno de los siete programas que conforman ese Macro Programa. Dentro de él, se encuentra el Proyecto Trabajo No Remunerado.
Ministra de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, Marta Elena Feitó Cabrera
Ariel Fonseca, Director General de Empleo del MTSS dijo que el Proyecto Trabajo No Remunerado fue aprobado por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros el 1ro de diciembre de 2020.
De acuerdo con Fonseca, “se considera como trabajo no remunerado aquellas actividades encaminadas a la reproducción de la vida social y económica que comparten las siguientes características generales: constituye un trabajo no pagado, se enmarca fundamentalmente en los límites del espacio doméstico o comunitario, realiza un importante aporte al bienestar de las personas, los hogares, las comunidades y la sociedad”.
“El objetivo general del Proyecto Trabajo No Remunerado es contribuir a la distribución equitativa del trabajo no remunerado dentro de las familias y en la sociedad. Sus objetivos específicos son: reconocer el valor económico y social del trabajo no remunerado; ampliar servicios, bienes e infraestructura de apoyo al trabajo no remunerado; fomentar la corresponsabilidad social de los actores en el trabajo no remunerado: familia, Estado, actores económicos, sociedad civil y comunidad; fortalecer el bienestar y la protección jurídica de las personas que se dedican al trabajo no remunerado”, dijo Fonseca.
Las acciones que se contemplan como parte de este proyecto incluyen: crear las bases para un Sistema Nacional para el Cuidado Integral de la Vida; realizar un Estudio Nacional sobre Trabajo no Remunerado; apoyar la creación y articulación de iniciativas que apoyen a personas trabajadoras no remuneradas; restablecer servicios; crear fondos para incentivos a empresas e instituciones que apoyen acciones de corresponsabilidad en el cuidado; ampliar el alcance de las medidas de protección a personas que se dedican al trabajo no remunerado; capacitar y sensibilizar a funcionarios, técnicos y especialistas de las instancias gubernamentales en temas relativos a los sistemas de cuidados; y extender las escuelas para cuidadoras y cuidadores.
Entre las salidas del proyecto se encuentran una metodología estadística para estimar el valor económico del trabajo no remunerado, un Estudio Nacional sobre Trabajo no Remunerado, programas dirigidos a la generación de empleos vinculados al trabajo no remunerado, campañas de bien público y una norma jurídica sobre el Sistema Integral de Cuidados.
La Ministra subrayó que “la meta es crear un sistema integral de cuidados. A través de este proyecto hemos pensado ir dando pasos, ir articulando y organizando lo que tenemos. En la medida que avance, todo se irá integrando y van a ir desapareciendo los aparentes estancos que tenemos en estos momentos para llegar al sistema integral con un concepto amplio”.
Feitó comentó que este es “el proyecto más reciente del Programa Trabajo Digno. Como parte de las metas de este proyecto, la sensibilización deviene objetivo estratégico al igual que las políticas de preparación para el cuidado y el autocuidado desde edades tempranas para llegar más preparados al momento en que necesitamos de cuidados”.
La Ministra destacó que es crítico “reconocer el trabajo no remunerado como una forma de trabajo que existe en nuestra sociedad”. Apuntó que “también tenemos brechas de equidad. Los estudios que hace la Oficina Nacional de Estadística e Información muestran que, producto de la estructura de nuestra sociedad y sus matices patriarcales, todavía las mujeres tienen una carga superior a la de los hombres, aun cuando todas las mujeres continuamos defendiendo nuestros derechos de emancipación que han sido potenciados como parte de la política de la Revolución Cubana desde el primer momento”.
Aspectos para tener en cuenta en la creación de un sistema integral de cuidados
Durante el taller, el experto regional Julio Bango compartió la perspectiva con la que se construyó el sistema nacional de cuidados en Uruguay.
Al comenzar, señaló la importancia de los marcos conceptuales para diseñar un sistema integral de cuidados. Según el experto, una definición tentativa de cuidar es “promover la autonomía, la atención y asistencia a las personas que requieren apoyos para realizar actividades de su vida diaria”.
En ese sentido, “el cuidado tiene una doble dimensión. El cuidado por un lado puede ser visto como un derecho que tienen las personas o que deberían tenerlo: la posibilidad de ejercer el derecho a ser cuidadas cuando lo requieren, en condiciones de calidad. Por otro lado, el cuidado también es una función social que alguien realiza y esa función social, el acto de cuidar, es clave para la reproducción misma de la sociedad”.
“Las personas que cuidan lo hacen de manera remunerada o no remunerada. En América Latina, incluidas Uruguay y Cuba, la inmensa mayoría de las personas que realizan trabajos de cuidados, lo hacen de manera no remunerada. Uno de los desafíos, no solo para la política social, sino también para la economía de un país es lograr que haya trabajo remunerado de cuidados. El trabajo no remunerado siempre va a existir porque las familias vamos a tener que cuidar, pero la idea es pasar a construir una economía del cuidado con trabajadoras y trabajadores remunerados del cuidado”, añadió Bango.
Con respecto a la situación regional, el experto precisó que los cuidados están asentados en una división sexual del trabajo “que tiene que ver con una idea central: los hombres a trabajar, las mujeres a cuidar. La pregunta es: ¿por qué si el cuidado es una necesidad que atraviesa toda la vida, no hay políticas públicas de cuidados? Y la respuesta es esta: una división sexual del trabajo basada en la desigualdad de género”.
“La COVID-19 nos demostró con más fuerza e hizo más visible que una organización social del cuidado que esté sobre la base de la responsabilidad de miles de mujeres que cuidan de manera privada en sus hogares no es sustentable en el corto ni en el mediano plazo, porque eso tiene consecuencias en términos de pérdida de derechos para esas mujeres que no tienen oportunidades de poder participar en la sociedad, de entrar en el mercado de trabajo y generar mejores ingresos para sus familias. Además, porque eso también genera costos económicos a una sociedad.
“Entonces, hay que modificar esa organización social del cuidado actual porque no es sustentable, sería voluntarista pensar que podemos sostener la reproducción de una sociedad, el cuidado de una sociedad, sobre la estricta responsabilidad de las mujeres. Entonces, de lo que se trata es de ir hacia una nueva organización social de los cuidados”.
Esto debe conllevar a “generar políticas orientadas a reconocer esta situación, a reducir y a redistribuir esa carga de cuidados de las mujeres”.
Julio Bango, Ex Secretario Nacional de Cuidados del Frente Amplio de Uruguay
A partir de la experiencia práctica de Uruguay, de la cual Bango fue gestor, construir un sistema integral de cuidados implica: por una parte, articular políticas orientadas a todas las poblaciones objetivo en torno a cinco componentes: los servicios (públicos y/o privados) que se proveen, las regulaciones que se establecen (de servicios y laborales), la formación de las personas que cuidan, las acciones de generación y gestión de información y conocimiento público sobre los cuidados, las acciones de comunicación dirigidas a la difusión de los derechos y la promoción del cambio cultural.
Por otra parte, se hace necesario avanzar en un modo de gobernanza que incluya la articulación interinstitucional a nivel nacional y territorial, que aproveche eficientemente la capacidad instalada tanto a nivel estatal como de la sociedad, desarrollando un nuevo modelo de gestión que pase de la lógica de los servicios a la lógica de las personas.
Los principios orientadores que guían este proceso son: la universalidad en el acceso y en la calidad, la corresponsabilidad social y de género, la promoción de la autonomía y la solidaridad en el financiamiento, concluyó el experto.
Primeros pasos
Durante el debate que propició el taller, la Viceministra de Trabajo y Seguridad Social, María Molina Gutiérrez subrayó que “en Cuba tenemos políticas y programas para el cuidado integral de la vida, lo que nos falta es lograr un sistema que integre todas las experiencias que ya tenemos”. Por eso, indicó que “el primer paso que debemos dar es que todos los organismos hagan un levantamiento y brinden información sobre las políticas y las experiencias que tenemos hoy en el país, incluidas regulaciones y servicios, que tributan a la construcción de este sistema. Esto nos servirá de punto de partida y sobre esa base debemos empezar a construir el sistema”.
Las transformaciones en los marcos normativos fueron mencionadas por Magela Romero como una oportunidad, así como las alianzas estratégicas que se han creado entre los ministerios, la academia, las personas decisoras y la cooperación internacional a partir del trabajo en macroprogramas y proyectos.
Magela Romero, coordinadora de la Red Cubana de Estudios sobre Cuidados
Marisol Alfonso, Representante Auxiliar del UNFPA en Cuba, valoró que “el trabajo en macroprogramas otorga una plataforma estratégica y ofrece integralidad, así como un espacio para agrupar las iniciativas, proyectos y programas que abordan el cuidado. Eso es una gran oportunidad para iniciar el trabajo a partir de las alianzas que ya existen”.
La Subdirectora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de la Habana, Matilde Molina, destacó la importancia de actualizar y generar los datos necesarios para encaminar los esfuerzos, partiendo de la información que brinda el sistema estadístico cubano y la labor de los observatorios demográficos que existen en todas las provincias.
Con respecto a las cuestiones que se deberían tomar en cuenta en el diseño de un sistema integral de cuidados, Alfonso mencionó el tema del embarazo en la adolescencia que, “en el caso de Cuba es una prioridad también y que, desde el UNFPA, hemos tenido la oportunidad de acompañar lo que el país está haciendo. Para el UNFPA, las adolescentes embarazadas son un grupo clave cuando se habla de cuidados, por lo que significa una adolescente embarazada para una familia y por el hecho de que ella tiene que cuidar sin haber llegado a alcanzar su pleno desarrollo antes de hacerlo”.
Romero colocó “un reto importante que tiene el país: todo lo que tiene que ver con el presupuesto. También tendríamos que innovar para encontrar la manera en que nos vamos a organizar y vamos a generar el presupuesto necesario para desarrollar el sistema integral de cuidados”.
Silvia Odriozola, Decana de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana también abordó este asunto y señaló que “el financiamiento transversaliza todos los componentes de un sistema integral de cuidados. En Cuba, hay una predisposición a pensar en que debe seguir siendo el Estado el principal garante de estos servicios, pero en las condiciones de restricción presupuestaria que existen, hay necesidad de incorporar presupuestos mixtos al financiamiento de las políticas sociales en general y de las políticas de cuidados en particular”.
La necesidad de que el sistema integral de cuidados tenga muy en cuenta el enfoque de género y aborde la realidad de las personas trans y las trans identidades fue defendida por la diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular y directora del Centro Nacional de Educación Sexual, Mariela Castro, quien habló de la experiencia de la red Transcuba. Este grupo de activismo presentó al intendente del municipio Plaza de la Revolución un proyecto de desarrollo local llamado “Casas de Abuelas Trans”. La diputada explicó que por las historias de vida de las personas trans, “no suelen tener vínculos familiares fuertes que las ayuden con las limitaciones que empiezan a experimentar durante la vejez. Incluso, todavía es difícil llevar a estas personas a los servicios que garantiza el sistema de salud, por los prejuicios que aún existen”.
La profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, María del Carmen Zabala destacó que resulta crucial promover la participación social de las personas que brindan y necesitan cuidados en la construcción del sistema integral de cuidados: “creo que se debería definir en qué momento y de qué manera se va a introducir ese espacio de participación”.
Marisol Alfonso trasmitió la disposición del UNFPA de continuar apoyando y acompañando técnicamente todos estos procesos de conjunto con la FES, ya que el tema de los cuidados es clave en el Programa de País del UNFPA con el Gobierno de Cuba para 2020 – 2024 y forma parte de los compromisos adoptados por el Sistema de Naciones Unidas en Cuba en su Marco de Cooperación con el Gobierno de Cuba.
Para finalizar, la Ministra evaluó que “este taller ha sido un espacio que permite, luego de la elaboración del diseño teórico y metodológico del proyecto Trabajo No Remunerado, ir avanzando a cuestiones de carácter práctico para que, a finales de este año, hayamos avanzado en la realización de los objetivos, metas y acciones que nos hemos propuesto”.